lunes, 13 de febrero de 2017

Entre escombros, habitantes de Alepo intentan salvar patrimonio

Alepo, Siria.- En una plaza llena de escombros afuera de la antigua ciudadela de Alepo y bajo las quemadas bóvedas de su zoco, trabajadores están comenzando a reparar la destrucción de una guerra que destrozó el invalorable patrimonio histórico de la antigua ciudad siria.

Unos 20 voluntarios clasifican los escombros en Khan al-Gumruk, una de las posadas medievales del zoco, juntando piedras de un arco caído que pueden ser usadas en su restauración.

Un 30 por ciento de la Ciudad Vieja sufrió daño "catastrófico" en los enfrentamientos que terminaron en diciembre, dijo Maamoun Abdulkarim, director general de antigüedades de Siria.

Tras su primer visita a la ciudad desde que los rebeldes fueron obligados a rendirse, el funcionario dijo a Reuters que se estaba trabajando en un plan para salvar lo que se pueda.

Alepo es uno de los grandes centros históricos de Oriente Medio, su antigua ciudadela y mezquitas y zocos medievales se encuentran entre los edificios más delicados de la región y son una fuente de orgullo nacional -e ingresos por turismo- para Siria.

Hoy, el olor a quemado se siente por todas partes en la Ciudad Vieja: bajo bóvedas colapsadas, en el ennegrecido zoco y entre el vidrio roto y las balas que cubren el suelo de la famosa mezquita Umayyad. El minarete del Siglo XI fue destruido por bombardeos en el 2013.

Bajo los arcos dentro de la mezquita, un hombre en un abrigo y una bufanda llora en la oscuridad cerca de una capilla. Los intensos enfrentamientos en 2012 y 2013 convirtieron a los zocos en el área alrededor de la mezquita en uno de los frentes más feroces de Siria, golpeado por artillería y ataques aéreos.

La Ciudadela, una fortaleza sobre una colina, se erige en el centro de Alepo, por sobre la ciudad. Era controlada por el gobierno pero rodeada por territorio rebelde. El área hacia el sur y el oeste, cerca de la mezquita, es donde la ciudad antigua sufrió el mayor daño.

Ambos bandos en la guerra se han acusado de destruir o dañar sitios históricos, desde ciudades antiguas, templos, mezquitas y castillos hasta las más recientes reliquias del Imperio Otomano.

En el Hotel Baron, donde se quedaron Agatha Christie y T.E. Lawrence, los elegantes azulejos del vestíbulo, el salón para fumadores y el bar casi no se pueden ver en el oscuro interior. Los únicos huéspedes son tres familias de refugiados de distritos orientales de Alepo dañados por la guerra, una de ellas vive en la habitación que una vez ocupó el rey Faisal de Irak.
Fuente:Rauters

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