sábado, 10 de septiembre de 2016

A 40 años de su muerte, el legado de Mao sigue vigente

Beijing.- El viernes se cumplió el 40mo aniversario de la muerte de Mao Zedong, el fundador de la República Popular de China en 1949 y quien la gobernó casi sin oposición hasta su muerte el 9 de septiembre de 1976.

Si bien su reputación se vio fuertemente empañada por el caos y la destrucción asociados con la Revolución Cultural de 1966-1976, las generaciones siguientes generalmente han aceptado la versión oficial del Partido Comunista de que, en términos generales, Mao tenía razón el 70% de las veces.

Vistazo a algunas de las formas en que Mao sigue haciéndose sentir en una China muy distinta a la que dejó.

Sigue siendo venerado 
Mao sigue siendo una figura venerada. Su pueblo natal, Shaoshan, en la provincia de Hunan, es visitado por millones de personas todos los años y su cadáver embalsamado yace en un enorme mausoleo en el centro de la Plaza Tiananmen, en el corazón de Beijing. Su retrato cuelga de la icónica Puerta de Tiananmen, desde la cual anunció la creación de un estado comunista el 1ro de octubre de 1949. Y todos los billetes chinos tienen su imagen.

Sigue siendo considerado un símbolo del estado a pesar de que la China moderna, industrial y cada vez más capitalista, se haya apartado de su idea de estado comunista radical, que promueve las virtudes del campesino e ideales igualitarios.

El legado de unión nacional
Uno de los grandes logros de Mao fue haber fundido los distintos sectores de China en un estado unitario tras derrocar al gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek, derrotar a numerosos caudillos regionales y afianzar su control sobre las regiones occidentales del Tibet y Xianjiang. El estado que dejó Mao creció tras el retorno en tiempos recientes de Hong Kong y la colonia portuguesa de Macau. China también ha asumido el control de casi todo el Mar del Sur de China, generando fricciones con sus vecinos.

Pero hay un territorio que todavía le es esquivo: la isla de Taiwán, donde se refugiaron las fuerzas de Chiang tras su derrocamiento.

El PC en todos lados
Mao promovió un control del Partido Comunista de todos los aspectos de la vida y si bien su estado totalitario es algo del pasado, el PC aún e aferra firmemente al poder político. El último reto fuerte que encaró fueron las protestas prodemocráticas de 1989 en la Plaza de Tiananmen, reprimidas violentamente y que siguen siendo un tema tabú, del que nadie habla. El gobierno chino encarceló al premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo por ser uno de los autores de un llamado a poner fin al monopolio del poder por parte de los comunistas y la agrupaciones civiles y legales ajenas al control del PC son hostigadas y perseguidas. Una redada de activistas en junio del 2015 causó escalofríos en esa comunidad y las perspectivas de que surja un movimiento opositor robusto son casi nulas.

Fuerza armadas poderosas 
Una de las máximas de Mao más famosas es la de que el poder político nace de la boca de un fusil y el Ejército de Liberación Popular sigue estando al servicio del PC a pesar de pedidos de que pase su lealtad al gobierno. Además de monopolizar el uso de la fuerza, el ELP está ganando presencia en el ámbito regional e incluso el mundial. Con 2,3 millones de efectivos, son las fuerzas armadas más numerosas del mundo, por más que piensen eliminar 300.000 plazas. Sustanciales aumentos de su presupuesto en los últimos años las transformaron en una fuerza efectiva y con tecnología cada vez más avanzada a pesar de que no interviene en ningún combate importante desde 1979.

Persistentes debilidades 
No todo es color de rosas. El partido de Mao sigue siendo irritable e intolerante, además de exclusivo, ya que deja a cientos de millones de chinos afuera del proceso de toma de decisiones. Frustraciones acumuladas a veces generan revueltas, las cuales con rápidamente sofocadas. 

El nacionalismo que impuso Mao, por otro lado, puede forzar al gobierno a adoptar posturas duras que conspiran contra los esfuerzos por ser vistos como un miembro responsable de la sociedad mundial. También persisten algunas tensiones económicas derivadas del modelo de economía centralizada que estableció Mao. 

En una actitud que seguramente hubiera complacido a Mao, trabajadores de las industrias estatales se muestran cada vez más agitados en relación con despidos y recortes de presupuesto en momentos en que el crecimiento de la economía se desacelera.
Fuente:AP

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