Con gran profusión de detalles, el presidente Donald Trump relató historias de heroísmo estadounidense, de angustia y tragedia en su emotivo primer discurso del Estado de la Unión el martes. Lo que no reveló fueron soluciones a la crisis.
El discurso de 80 minutos de Trump discurrió por un territorio conocido para un presidente con tendencia al drama. Advirtió sobre las mafias, la amenaza nuclear, la epidemia de las drogas y los inmigrantes en situación irregular. Mencionó a sus invitados en la Cámara de Representantes, un grupo que representaba una mezcla de coraje y victimismo, que utilizó para ilustrar sus llamados al patriotismo y la perseverancia.
“Nadie en la Tierra es tan valiente, o atrevido, o decidido como los estadounidenses”, manifestó Trump. “Si hay una montaña, la subimos. Si hay una frontera, la cruzamos. Si hay un reto, lo superamos. Si hay una oportunidad, la tomamos”.
Pero su visión sobre la salida a lo que un día describió como una “carnicería estadounidense” no estuvo tan clara. Aunque dijo que rebajar el precio de los medicamentos de prescripción sería “una de mis mayores prioridades”, no sugirió ninguna estrategia al respecto.
Dejó caer la posibilidad de reformar penales, respaldar bajas por maternidad y mejorar la formación laboral, pero con pocos detalles. Además dio esperanza sobre su plan de infraestructuras, pero ofreció poca información sobre cómo debería financiarse.
La propuesta más detallada de Trump fue quizás la más polémica.
Cuando Trump presentó su reforma migratoria basada en cuatro pilares, una cariacontecida Nancy Pelosi, líder de la minoría en la Cámara de Representantes, levantó las manos para hacer callar los abucheos de los demócratas. Los republicanos también tienen profundas reservas sobre sus planes para frenar la llegada ilegal de inmigrantes.
El debate ha sumido en la incertidumbre el destino de miles de “dreamers”, migrantes que fueron llevados de forma irregular al país cuando eran menores de edad, mientras esperan la llegada de la fecha que el dirigente señaló como el final del programa que los protege de la deportación. Trump no reconoció este obstáculo el martes, ni el inminente cierre gubernamental si los demócratas se mantienen firmes en su demanda de que un acuerdo presupuestario debe ir ligado a una solución para este sector de la población.
Sí abogó por el compromiso, un papel inusual para un mandatario a menudo estridente.
El acuerdo es un “compromiso equitativo”, dijo. “Uno donde nadie obtiene todo lo que quiere, pero donde nuestro país obtiene las reformas críticas que necesita”.
Se espera que los demócratas mantengan una postura profundamente escéptica sobre la capacidad de Trump para actuar como un intermediario bipartidista. A menudo ha cambiado de posición sin previo aviso y, en ocasiones, parecía poco familiarizado con los detalles.
“Necesitamos algo más que solo hablar. Necesitamos un presidente que una al país en lugar de fomentar la división”, dijo la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein. “Necesitamos un presidente que entienda y se comprometa con asuntos impotente más que pasar horas en Twitter”.
Raja Krishnamoorthi, un diputado demócrata por Illinois en su primera legislatura, dijo que estaba contento de escuchar a Trump hablar sobre infraestructuras, el control del precio de los medicamentos con prescripción e impulsar la formación profesional, pero lamentó que ofreciese pocos detalles. “Suena como ‘Estoy a favor de la paz mundial’. Bien, ¿cómo lo conseguimos?“, señaló el legislador.
“Si no se gobierna de una forma que sea consistente con su retórica, la gente dudará si esas son solo palabras vacías”, agregó Krishnamoorthi comparando las palabras de Trump con lo que ha hecho como presidente.
El senador republicano por Georgia, David Perdue, quien ha estado colaborando estrechamente con la Casa Blanca, dijo que cree que Trump ofreció pistas para hallar una solución al bloqueo migratorio.
“Ha dado mucho a ambas partes para hacer que ocurra”, dijo Perdue. “Estamos trabajando en una acción legislativa, esto debe solucionarse en el Congreso. Ha trazado la hoja de ruta”.
Trump no abordó su considerable papel a la hora de fomentar el rencor en el partido.
El dirigente, que sigue comportándose como un vendedor, dedicó gran parte de su discurso a destacar los logros de los últimos 12 meses asumiendo el crédito por la recuperación económica del país y el auge del mercado bursátil. Evitando su tendencia a acaparar los focos, Trump mencionó en repetidas ocasiones a los invitados presentes en el Capitolio, cada uno de ellos con una potente historia detrás.
Había un desertor norcoreano que agitó de forma desafiante las muletas que empleó para huir tras perder una pierna. Había agentes de policía de Nuevo México que adoptaron a un bebé de una adicta a la heroína. Y una emocionada familia afroestadounidense que perdió a su hijo a manos de un inmigrante que había entrado al país de forma ilegal.
Con su cuenta de Twitter prácticamente en silencio durante todo el día, Trump cambió su habitual beligerancia bipartidista en favor de “una mano tendida a trabajar con miembros de ambos partidos, demócratas y republicanos, para proteger a nuestros ciudadanos de todos los orígenes, colores y credos”.
Fuente:AP
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