El presidente Danilo Medina saluda al presidente de la Cámara de Diputados, Radhamés Camacho. De frente, el presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez.
Santo Domingo.- El discurso del presidente Danilo Medina sobre la rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, en Word tiene 12,469 palabras o 69,594 caracteres sin espacio. Fue recibido por las redacciones de los medios de comunicación una vez concluyó su más de dos horas de ponencia en el Congreso.
Y también, al final de esa ponencia brillaron dos temas ausentes: la deuda pública y la corrupción.
En la versión escrita de su discurso aparece una sola vez la palabra “endeudamiento” y una sola vez la palabra “corrupción”, y ambas para sustentar las explicaciones ofrecidas por el Presidente relativas a los avances logrados en ambos temas.
En 2012, año que el presidente Danilo Medina mantiene como referencia para valorar los logros de sus dos administraciones, el monto de la deuda pública del gobierno central ascendía a 19,463.2 millones de dólares, equivalente al 32% del PIB.
Pero al finalizar el año 2019, el monto de esa deuda alcanzó el equivalente a los 35,942.5 millones de dólares, que representa el 40.4% del PIB. Eso, sin incluir la deuda cuasi fiscal del Banco Central, que al cierre del año pasado ascendió a RD$584,696.3 millones, equivalentes a US$11,863.3.
En enero del 2020 esta deuda creció significativamente en los registros, como resultado de la práctica de endeudamiento, sin contar con el consentimiento previo del Congreso Nacional, como manda la Constitución. Es el caso del proyecto de presupuesto complementario sometido al Congreso en noviembre de 2019, para su aprobación retroactiva, lo que elevó el déficit fiscal de ese año a 2.2% del PIB, desde el 1.7% previamente aprobado.
De ese modo, en enero del 2020, la deuda pública del sector público no financiero se incrementa en US$2,511.6 adicionales, para situarse en 38,454 millones. Pasa desde el 40.4% a 41.9%. del PIB.
En su discurso, el presidente Danilo Medina afirma que “atrás quedaron el déficit que llegó a ser cerca del 7% del producto interno bruto, el crecimiento por debajo del 3.9% y las recaudaciones que estaban por debajo de lo estimado”.
En comparación con el 2012, el déficit fiscal ha bajado significativamente, al mantenerse entre 2% y 3% anual. Pero, aunque con una tasa más baja, el que se haya mantenido años tras años, ha puesto al país al borde de una rigidez fiscal.
Y ese déficit es la causa de la tendencia sostenida del crecimiento del endeudamiento del país con acreedores internacionales y nacionales.
Así, lo consideró el economista Pavel Isa Contreras, al ser entrevistado en septiembre pasado, por este reportero. En los últimos 7 años, el déficit fiscal se ha mantenido estable por el orden del 3% y el 2% del PIB, sin mostrar ninguna señal de reducción sostenida, observó.
“Esa es la causa del incremento sostenido y significativo de la deuda pública, lo que conlleva a que se esté destinando una enorme proporción de recursos recaudados por impuestos para cumplir con el pago del servicio de la misma”.
El presidente Danilo Medina también mencionó el tema de la corrupción, y como si fuera un alquimista pareció transformar el plomo en oro.
“Hablemos ahora de institucionalidad, transparencia y combate a la corrupción”, declaró.
Sostiene: “Si miramos con objetividad encontramos que, aunque silenciosa y discreta, una de las transformaciones más profundas que se han producido ha sido a lo interno de las instituciones públicas”.
De hecho, durante sus 7 años completados, el Gobierno ha desarrollado muchas iniciativas para desarrollar instituciones en que se supone deben sustentarse la transparencia y la lucha contra la corrupción.
Menciona las comisiones de veeduría, el Portal Transaccional, el Portal de Transparencia Fiscal, el Portal Único de Solicitud de Acceso a la Información Pública, la Oficina Internacional de Presupuesto Abierto, la Cuenta Única del Tesoro, el Sistema de Monitoreo y Medición de la Gestión Pública, y otras más.
Sin embargo, en República Dominicana existe una arraigada percepción de que el Ministerio Público es una institución secuestrada por los intereses políticos dominantes. Y es el único país en que no se ha sentencia a los responsables, en casos tan escandalosos como el de Odebrecht y otros.
En un comunicado de prensa, Participación Ciudadana declara: “No obstante, el Procurador General de la República decidió dejar el proyecto Punta Catalina fuera del expediente acusatorio por el caso Odebrecht, a pesar de haberlo mencionado en su solicitud de medidas de coerción, como uno de los casos en que hubo corrupción; de tal manera, que ninguno de los imputados en la medida de coerción guarda relación con este proyecto, lo cual es una primera indicación de que se pretende repetir, en este caso de confeso delito, el encubrimiento y la protección de la corrupción, que ha sido hasta ahora la norma en la actuación del sistema judicial dominicano”.
En 2019, de 180 países incluidos en el Índice de Percepción de la Corrupción que divulga Transparencia Internacional, República Dominicana ocupa el lugar 137, de un total de 180, donde recibe un Índice de Percepción de la Corrupción que es 28, y que comparte con Liberia, Paraguay, Papúa Nueva Guinea, Rusia, Líbano, Kenia, Mauritania y Uganda. Se trata de una escala, donde 100 es “muy limpio”, y cero “altamente corrupto”.
Y no siempre el país ha estado en tan indeseado lugar. En 2015, por ejemplos, tenía un puntaje mejor, el 33, lo que significa cinco escalones más.
O sea, según la encuesta de Transparencia Internacional, en 2019 el país está más cerca del grupo de los “más altamente corruptos”.
Fuente:DL