Dos muertos y al menos 147 heridos dejaron hasta el momento las protestas en la frontera de Gaza contra el traslado de la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén -que se inaugura el lunes- y con motivo de la Marcha del Retorno, que reclama el derecho de los refugiados a volver a sus hogares.
Según confirmó el portavoz del Ministerio de Salud palestino en Gaza, Ashraf al Qedra, uno de los fallecidos es Anas Qudieh, de 21 años, y murió de un impacto de bala en el este de Jan Yunis, en el sur del enclave.
Otros 93 palestinos resultaron heridos de bala, unos 15 por metralla procedente de disparos, al menos 10 por inhalación de humos y unos 29 padecen golpes y contusiones.
Miles de residentes en Gaza se dirigieron el lunes hacia la frontera con Israel para un enfrentamiento que podría resultar sangriento, mientras Israel se prepara para festejar la inauguración de la nueva embajada de Estados Unidos en la disputada Jerusalén.
Al menos dos palestinos fallecieron en la zona de la marcha, que es la más importante en una campaña de varias semanas contra el bloqueo que pesa desde hace una década sobre el territorio.
A medida que el número de asistentes comenzó a aumentar al mediodía, soldados israelíes comenzaron a disparar desde el otro lado de la valla fronteriza. Dos personas murieron y al menos 147 más resultaron heridas, nueve de ellas de gravedad, por disparos israelíes, dijeron funcionarios sanitarios palestinos.
El acto sirve además para protestar contra la inauguración de la nueva embajada de Estados Unidos en Jerusalén más tarde en el día. El traslado de la misión diplomática desde Tel Aviv ha enfurecido a los palestinos, que consideran a Jerusalén Este, una zona anexionada por Israel, como la capital de su futuro estado.
La manifestación será el mayor enfrentamiento de las últimas semanas entre el ejército israelí y Hamas, el grupo que controla el territorio, junto a la volátil frontera. Es la culminación de la campaña liderada por el grupo insurgente, y alimentada por la desesperación de los dos millones de residentes, para acabar con el bloqueo decretado Israel y Egipto hace una década.
Desde el inicio de las protestas a finales de marzo, 42 palestinos fallecieron y más de 1,800 resultaron heridos por fuego israelí.
Los líderes de Hamas sugirieron que el lunes podría producirse un cruce fronterizo, e Israel advirtió que lo evitará a cualquier costo. Con Israel y Hamas cada vez más enfrentados, preocupa que la jornada pueda dejar un gran número de víctimas.
La manifestación conmemora además el 70 aniversario de lo que los palestinos llaman su “nakba”, o catástrofe, en referencia a los cientos de miles que huyeron o fueron expulsados de lo que ahora es Israel durante la guerra de 1948.
La mayoría de los dos millones de habitantes de Gaza son descendientes de refugiados, y las protestas fueron catalogadas como la “Gran marcha del retorno”.
En una de las zonas fronterizas al este de la Ciudad de Gaza, Mohammed Hamami, un funcionario de 40 años, se unió a una multitud de cientos de manifestantes acompañado por su madre y sus cinco hijos.
“Hoy estamos aquí para enviar a Israel y a sus aliados el mensaje de que nunca renunciaremos a nuestra tierra”, dijo.
“Cruzaremos la frontera e impondremos nuevas realidades como la realidad que Trump impuso en Jerusalén”, agregó refiriéndose a la decisión del presidente de Estados Unidos, que en diciembre reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y ordenó el traslado de la embajada.
Algunos manifestantes se acercaron a unas 150 yardas de la valla que señala la frontera. Un reportero vio como dos hombres que intentaron avanzar más fueron baleados en las piernas por soldados israelíes.
Nubes de humo negro resultantes de la quema de neumáticos cubrían el cielo. Antes el lunes, drones israelíes arrojaron material incendiario que hizo arder algunos de los neumáticos que habían sido recopilados por los activistas. Los manifestantes han empleado el denso humo para protegerse de los francotiradores israelíes apostados en altos terraplenes de arena al otro lado de la frontera.
En los panfletos lanzados por aviones militares sobre Gaza se advirtió que quienes se acerquen a la frontera “pondrán en peligro” sus vidas. El aviso dijo que el ejército está “preparado para enfrentar todos los escenarios y actuará contra cualquier intento de dañar la valla de seguridad o de dañar a soldados de las FDI o a civiles israelíes”.
En Jerusalén, altos cargos del gobierno de Estados Unidos acudieron a actos relacionados con la apertura de la legación diplomática.
El secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, dijo que el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén es una “prioridad de seguridad nacional” en su país.
La decisión de Trump de cumplir su promesa electoral sobre el cambio de sede de la misión provocó una reacción positiva en el gobierno nacionalista del primer ministro Benjamin Netanyahu pero enojó a los palestinos. Israel tomó Jerusalén este en la guerra de 1967 y lo anexionó a su territorio en un movimiento que no está reconocido por la comunidad internacional.
El presidente palestino, Mahmud Abás, cortó relaciones con la Casa Blanca y declaró que Trump no es apto para continuar en el rol de único mediador en las conversaciones de paz.
Aunque el dirigente estadounidense señaló que su declaración no establece las fronteras definitivas en la ciudad, el reconocimiento ha sido percibido tanto por israelíes como por palestinos como un apoyo a Israel en el aspecto más delicado del conflicto. Solo otros dos países, Guatemala y Paraguay, siguieron el ejemplo de Washington y trasladaron sus embajadas de Tel Aviv a Jerusalén.
A la inauguración del lunes acudirán la hija de Trump, Ivanka, y su yerno, Jared Kushner, ambos en su papel de asesores de la Casa Blanca. Kushner lidera el equipo de Trump para Oriente Medio.
Fuente:AP