Washington.- El Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) ha logrado “estabilidad macroeconómica” y un crecimiento sostenido, pero es “crucial” avanzar en la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento institucional para atraer inversión, indicó hoy el FMI.
“Por un lado, está la estabilidad macroeconómica, que estos países han logrado. Pero es frágil en la medida en que no es percibida tan sostenible como en otros países”, apuntó a Efe Alejandro Werner, director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Hemisferio Occidental, en una entrevista en su oficina en la sede de la institución en Washington.
Werner subrayó que, por ello, es un “aspecto crucial” avanzar en lucha contra corrupción y la fortaleza institucional ya que “claramente son limitantes a la inversión y la productividad”, elementos fundamentales para aumentar el potencial de crecimiento en el Triángulo Norte.
El jefe del FMI para el continente americano realizó estas declaraciones a Efe antes de participar esta semana en Miami en la Conferencia sobre Seguridad y Prosperidad en Centroamérica, organizada por EEUU y México y a la que asistirán los presidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; y Guatemala, Jimmy Morales.
“Hay que implementar procesos en los cuales sea mucho más difícil el actuar de forma corrupta de los funcionarios y agentes del sector privado, porque se automatizan procesos: en fiscalización, aduanas, en lavado de dinero”, afirmó el funcionario, que puso como ejemplo de avances las medidas adoptadas recientemente por Guatemala.
Sobre las perspectivas económicas para el Triángulo Norte, Werner apuntó “un crecimiento promedio de alrededor del 3,3 % para 2017 y 2018. Con la diferencia de Guatemala y Honduras por encima del 3 %, y El Salvador por debajo del 3 %”.
Los más recientes cálculos del Fondo para los próximos dos años prevén un crecimiento económico del 3,3 % y 3,5 % en Guatemala; 3,4% o 3,6 % para Honduras; y 2,3 % en ambos años para El Salvador.
En los últimos años, agregó, se ha generado “un entorno favorable” apoyado en la caída del precio del petróleo y el crecimiento del consumo en EEUU, lo que provocó “dinámicas de aceleración económica, descenso de la inflación, y mejora en las cuentas externas”.
No obstante, Werner recalcó que “con los niveles de ingreso per cápita de estos países, y los problemas sociales tan importantes que tienen, un crecimiento del 3 % o 3,5 % es muy bajo para resolver los problemas de educación, salud, pobreza, y distribución del ingreso”.
“De ahí la importancia de esta conferencia” bajo “la acción coordinada de EEUU y México” para “seguir construyendo una agenda que impulse el crecimiento económico, y también mejore las condiciones de vida”
El evento, que tendrá lugar el jueves y el viernes de esta semana, contará con la participación, del lado estadounidense, del vicepresidente, Mike Pence; el secretario de Estado, Rex Tillerson; el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin; y el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly.
Por la parte mexicana, estarán el secretario de Hacienda de México, José Antonio Meade; el secretario de Exteriores, Luis Videgaray; y el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
La conferencia está apadrinada, asimismo, por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que organizará un panel para exponer oportunidades de inversión privada en la región, cuyos altos índices de violencia han desencadenados importantes flujos de inmigrantes hacia EEUU.
Por otro lado, Werner señaló como clave la “voluntad” en materia de integración regional, puesto que para muchos proyectos, especialmente infraestructura y energía, “es crucial la escala para que sean viables”.
“Claramente hay una intención profunda, de integración llamémosle práctica. Dejando de lado la discusión histórica de grandes acuerdos, y moviéndose más a temas muy concretos. Menos a los grandes anuncios políticos, y más a los anuncios concretos” en aduanas, regulación fitosanitaria y proyectos de infraestructura individuales, concluyó.
La conferencia de Miami busca avanzar en la bautizada como “Alianza para la Prosperidad” que se acordó entre Honduras, El Salvador, Guatemala y Estados Unidos en 2014, bajo el mandato del expresidente Barack Obama y respaldado con fondos estadounidenses, tras la llegada masiva de miles de menores centroamericanos migrantes no acompañados a EEUU.
Fuente:EFE