Biden pretende reactivar un foro de las principales economías del mundo sobre el cambio climático que fue convocado por sus predecesores George W. Bush y Barack Obama, más no por Donald Trump. Los gobernantes de algunos de los países más afectados por el cambio climático, así como de otras naciones, completan el resto de las 40 invitaciones que se extenderán el viernes. La reunión habrá de realizarse de manera virtual el 22 y 23 de abril.
El evento coincidirá con el anuncio de un objetivo mucho más estricto de Estados Unidos para reestructurar su economía a fin de reducir las emisiones derivadas del consumo de carbón, gas natural y petróleo.
La sesión —y si todo será palabrería o habrá algún progreso— pondrá a prueba el compromiso de Biden de convertir el cambio climático en una prioridad en medio de problemas políticos, económicos y de salud. También supondrá una prueba muy pública —y posiblemente embarazosa o fortalecedora— para ver si los gobernantes estadounidenses, y Biden en particular, pueden aún impulsar decisiones globales después de que el presidente Donald Trump se replegara a nivel global y sacudiera viejas alianzas.
Trump se mofó de las advertencias sobre el calentamiento global y el consiguiente agravamiento de las sequías, inundaciones, huracanes y otros desastres naturales. En 2015, Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo climático de París. Esto convierte la cumbre del mes entrante en la primera discusión internacional de importancia sobre el clima que encabeza un presidente de Estados Unidos en más de cuatro años, aunque los gobernantes en Europa y otras partes han continuado las conversaciones.
Al igual que los foros climáticos organizados por Bush y Obama, Biden incluyó en su lista de invitados a gobernantes de las mayores economías del mundo y los bloques europeos. Esto incluye Rusia y China, países con los que Biden y sus diplomáticos tienen roces por asuntos como intromisión electoral, ataques cibernéticos y derechos humanos. Se desconoce cómo responderán esos dos países a las invitaciones de Estados Unidos, o si están dispuestos a cooperar con Washington en reducir las emisiones mientras continúan enfrentados en otros temas. China es el principal emisor de contaminación dañina para el clima, seguido de Estados Unidos. Rusia es el cuarto.
Brasil figura en la lista de las grandes economías, pero se rezagó considerablemente durante el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, que canceló las acciones de preservación de la Amazonía y se alineó con Trump para desconocer compromisos climáticos internacionales.
Fuente:AP