"Ya no atendemos a más gente hoy". En la puerta de una sucursal bancaria berlinesa, los refugiados se aprestan a abrir su cuenta, una etapa clave para su integración en Alemania, a pesar de que no todos los bancos estén dispuestos a entrar en el juego.
Mohamed está contento por haber conseguido una reunión con un consejero para esa tarde. Para ello, el iraní de 29 años llegó de buena mañana al centro que la caja de ahorros berlinesa (Berliner Sparkasse) tiene para los refugiados. Tras una entrevista de unos treinta minutos, saldrá de allí con un número de cuenta y una carpeta roja bajo el brazo donde se le explica, en tres lenguas y en imágenes, cómo sacar dinero en un cajero automático o cómo hacer una transferencia.
Se acabaron las horas de espera en el centro de registro de refugiados, se congratula. Las prestaciones sociales a las que tendrá derecho podrán ser ingresadas directamente en su nueva cuenta.
Ante la llegada de más de un millón de refugiados en Alemania el año pasado, la Berliner Sparkasse decidió en septiembre reservar dos agencias para los refugiados.
"Esto resolvió muchos problemas: los empleados están familiarizados con los documentos válidos, los criterios de utilización de las cuentas se fijaron, se elaboraron folletos de información en inglés y en árabe y se informó a los centros de acogida de refugiados", explica Olaf Schulz, responsable de clientes particulares del banco.
Con más de 16.000 cuentas creadas, "los refugiados, a quienes una cuenta les facilita mucho las cosas, están felices y agradecidos", agrega.
"Construir su vida"
"Es importante para la gente, viviendo todos juntos en gimnasios, poder meter su dinero de forma segura en una cuenta", considera Anas Albasha.
Originario de Alepo, este sirio de 24 años fue contratado por el banco como traductor. Responde a las preguntas de los solicitantes de asilo y hace de intermediario con los cinco empleados trabajan en esta agencia del este de Berlín.
El joven, que viste traje y corbata, llegó solo a Alemania en septiembre de 2014 y asegura que "quiere ayudar" a los recién llegados a prepararse para el universo bancario alemán. Él vivió en sus propias carnes las dificultades de abrir una cuenta hablando solo inglés o un alemán rudimentario.
Una cuenta bancaria es esencial si uno quiere conseguir un empleo o tener su propia vivienda.
Convencida de que "una integración rápida no es posible" sin acceso bancario, la autoridad financiera alemana (BAFIN) limitó en el otoño boreal el número de documentos necesarios para abrir una cuenta básica.
Puesto que muchos migrantes llegan sin documentos de identidad, basta con una carta firmada por una administración alemana de inmigración en la que se incluya la dirección, datos de identidad y una fotografía para abrir una cuenta.
"Esto simplificó mucho las cosas", explican desde el banco cooperativo GLS, que también ha dedicado esfuerzos a ayudar a los refugiados a tener una cuenta, algo "de una importancia capital para poder construir su vida", según la entidad.
"Un tema complejo"
El discurso de la federación alemana BdB, que representa a grandes nombres como Deutsche Bank y Commerzbank, es mucho más prudente. "Es un tema complejo para todos los bancos, pero para aquellos internacionales, como los que operan en Estado Unidos, es todavía más complejo", dijo a la AFP Michael Kemmer, director general de la federación, evocando las normas sobre la identificación y los riesgos de blanqueo de capitales o de financiación del terrorismo.
Las cajas de ahorro culpan a los bancos privados de escudarse en estos argumentos para dejarlos solos con esta nueva clientela, que en general tienen poco dinero en sus cuentas.
Sin embargo, "la situación debería calmarse" en unos meses con la puesta en vigor de una ley que autorizará "una cuenta para cada persona", espera Schulz.
Votada en febrero, esta ley, que transpone una ley europea, obliga a los bancos a que abran una cuenta a cualquier persona, sean cuales sean sus ingresos.
Fuente:AFP