Abuya.- Las autoridades de Nigeria llevan eludiendo responsabilidades desde la semana pasada, cuando 110 niñas fueron secuestradas de una escuela femenina de educación secundaria en Dapchi, un pueblo situado en el noreste de Nigeria, incidente por el que nadie parece asumir culpas.
Las estudiantes desaparecieron tras el ataque del grupo yihadista Boko Haram al colegio en el estado de Yobe el lunes de la semana pasada, sembrando una situación de incertidumbre en la que nadie parecía querer confirmar nada.
No fue hasta ayer que el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, confirmó que no estaban desaparecidas, sino que habían sido secuestradas, y prometió que las rescataría a ellas y a todas las víctimas de los terroristas.
La confirmación del presidente ha provocado una oleada de indignación y rabia en la población, que aún recuerda la gestión del expresidente Goodluck Jonathan del secuestro de más de 200 estudiantes en otra escuela en Chibok, en el vecino estado de Borno, hace cuatro años por el mismo grupo terrorista.
Con un escenario que se plantea similar, los críticos sugieren que Buhari debería dimitir por los fallos del Gobierno al reaccionar a este nuevo secuestro.
La Administración de Buhari ha necesitado cuatro días para empezar a asumir que estaban delante de un nuevo secuestro: el viernes, cuatro días después del ataque, el presidente calificó el escenario de “desastre nacional” y el domingo finalmente dio una cifra concreta de las muchachas que seguían buscando.
“Si el presidente Buhari tuviera integridad, habría dimitido en el momento en que pasó lo de Dapchi, visto todo el ruido que montó contra su predecesor en la gestión de Chibok”, criticó el columnista Pius Adesanmi en su cuenta de la red social Twitter.
“Tenías el precedente de Chibok. Deberías estar preparado y no lo estás. Asúmelo”, recriminó el periodista al presidente.
En una especie de “déjà vu”, el opositor Partido Democrático Popular (PDP), que en 2014 estaba en el poder, culpa ahora al gobernante Congreso de Todos los Progresistas (APC, en sus siglas en inglés) por el secuestro, sobre todo en un momento en el que el Gobierno cree tener reducida la influencia de los terroristas.
Según el Gobierno, Boko Haram ha sido derrotado militarmente y expulsado de los territorios que ocupaba antes de que Buhari accediese al poder en 2015.
Pero la aparición del grupo yihadista en las noticias sigue siendo constante, sobre todo, porque usan a chicas adolescentes para ataques suicidas a objetivos civiles, como mezquitas, mercados y colegios.
Además de Buhari, el gobierno local de Yobe y el Ejército también han entrado en este juego de echar responsabilidades fuera.
El gobierno local automáticamente culpó de forma indirecta a las Fuerzas Armadas de la desaparición, por haber desocupado la zona después de una semana dejando la escuela vulnerable.
Pero el Ejército negó su culpabilidad, diciendo que dejó en manos de la policía local la seguridad de la zona.
Y la policía local, una vez más, indicó que las Fuerzas Armadas no informaron de su retirada.
Lo que parece sacarse en claro es la evidente falta de coordinación entre los diferentes brazos del Gobierno, además de sus aparentes incompetencia y falta de preocupación por la ciudadanía.
Es algo habitual entre las clases más privilegiadas tener seguridad privada y militar, lo que deja muchas veces a la policía sin personal capaz de proteger al país.
“Si podemos mandar a hombres armados a proteger nuestros bancos y a defender a unos pocos hombres ricos, ¿por qué no podemos tenerlos protegiendo nuestras escuelas?”, declaró a Efe un abogado de Abuya} que requirió el anonimato.
Para muchos, no es momento de repartir culpas, sino de tomar medidas inmediatas para rescatar a las estudiantes.
Encontrar a las alumnas se vuelve más difícil cada día, puesto que los secuestradores se van moviendo de un lado a otro, como pasó con las niñas de Chibok.
Aun así, muchos se siguen preguntando si el Gobierno actual ha aprendido la lección.
Fuente:EFE