Chicas en minifaldas y escotadas, pero un discurso radical contra los pecados del juego y el alcohol. Esa es la contradictoria mezcla que ofrece el show televisivo del predicador islamista turco, Adnan Oktar.
Hace una semana, la Autoridad de Radio y Televisión turca sancionó al canal A9 TV, que emite "Las charlas de Adnan Oktar", un espacio diario en el que el predicador debate sobre el islam y lanza sus diatribas contra la homosexualidad, la prostitución y el darwinismo, rodeado de mujeres ligeras de ropa.
El motivo de la multa es que el espacio "explota a la mujer y vulnera la igualdad de sexos".
"En Turquía hay problemas mucho mayores que el que cinco o diez amigas mías luzcan escote" argumenta Oktar en una entrevista con Efe en su estudio en un barrio residencial de Estambul.
"Hay unas 200,000 mujeres empleadas en burdeles. Es una desgracia. Hay que salvar a las chicas que trabajan allí, encontrarles trabajo. Se juega a la lotería, también es pecado. Hay fábricas de bebidas alcohólicas, es un negocio ilícito", denuncia.
La Diyanet, un organismo equivalente al Ministerio de la Religión, ha calificado a Oktar de "desequilibrado mental" por mezclar Corán y bailarinas y ha pedido que se cancele su show.
En respuesta, el telepredicador criticó a Diyanet por arremeter contra los escotes al tiempo que se financia con los impuestos estatales sobre el alcohol, la prostitución y los juegos de azar, prohibidos en la ortodoxia islámica pero legales en Turquía.
Aunque no pretende que se prohíba el alcohol ni los juegos, porque "la religión nunca debe imponerse por fuerza", Oktar sí denuncia que "lo pecaminoso es utilizar el dinero que genera".
Pero pensar que por aparecer con chicas en bikini Oktar representa un islam más tolerante o hedonista es un error.
De hecho, él mismo asegura que no hay discrepancias entre su interpretación de la religión y la del partido del Gobierno, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP), o del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, al que llama respetuosamente "maestro Tayyip".
La única diferencia entre su ideario y el de otros grupos fundamentalistas islámicos radica en la visión del cuerpo de la mujer.
"En el Corán no aparece nada respecto al uso del velo o de que haya que ocultar el cuerpo de la mujer. Y si el Corán no se pronuncia sobre un tema, yo puedo tener mi propia opinión", argumenta.
Sin embargo, considera que la homosexualidad sí queda claramente vetada en las Escrituras y se enorgullece de mantener una lucha incansable contra un "peligro" que, dice, supone "un enorme riesgo para la nación", ya que un gay "siempre pondrá la identidad homosexual por encima de otras identidades".
Oktar también es inflexible respecto a quienes él considera blasfemos y afirma que los insultos a la religión no están protegidos por la libertad de expresión y deben ser perseguidos por la Justicia.
Entre los casos más famosos llevados a los tribunales por Oktar se halla el del pianista turco Fazil Say, condenado y luego absuelto por tuitear un poema poco ortodoxo del poeta persa medieval Omar Jayam.
Oktar, cabeza de una comunidad que él define como "un grupo de amigos de unas 200-300 personas", pero con seguidores en todo el mundo gracias a las emisiones de su canal en internet, también se ha visto en el banquillo.
El telepredicador fue detenido en 1999, acusado de crear una asociación con fines criminales en la que sus seguidoras se grababan manteniendo relaciones sexuales con hombres a los que luego él chantajeaba con difundir las imágenes.
Fue condenado a tres años de cárcel, pero en 2010 fue absuelto de todos los cargos en segunda instancia.
"Estoy completamente limpio, no tengo ni una multa de tráfico", asegura Oktar a Efe.
Conocido en Turquía sobre todo por sus campañas contra las enseñanzas del darwinismo, que considera causa de dictaduras y crímenes, Oktar cuenta también con seguidores en varios países de Latinoamérica, donde difunde libros traducidos al español y firmados bajo el seudónimo Harun Yahya.
Su última obra denuncia las "cloacas del Estado británico" como mano negra de todo lo sucedido en el siglo XX y como cerebro mundial capaz de crear grupos terroristas e imponer sus políticas al presidente estadounidense, Donald Trump.
"La violenta campaña de presión del Estado británico contra Trump continúa; no tiene manera de salvarse", concluye el telepredicador.
Fuente:EFE