El presidente estadounidense, Donald Trump, propuso hoy terminar con las conferencias de prensa y distribuir respuestas por escrito "en aras de la rigurosidad" de la información, después de las críticas de los medios a las cambiantes explicaciones de la Casa Blanca sobre el despido fulminante del director del FBI.
En una serie de mensajes en su cuenta de Twitter, uno de los métodos de comunicación predilectos del mandatario, Trump atacó a la prensa por sus críticas a la confusión que él mismo generó sobre las razones del sorpresivo despido del director de la Oficina Federal de Investigación (FBI), James Comey, el martes pasado.
La decisión provocó una tormenta política en Washington, porque Comey lideraba la investigación sobre la presunta interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses del año pasado para favorecer un triunfo de Trump, un tema que ha sido una piedra en el zapato del mandatario desde que asumió, en enero.
Los demócratas acusaron rápidamente a Trump de haber echado a Comey porque la investigación lo comprometía cada vez más y lo compararon con Richard Nixon, quien hasta esta semana era el único presidente del país en despedir a un funcionario a cargo de una pesquisa vinculada con la Casa Blanca.
"¿Quizá lo mejor sería cancelar todas las futuras conferencias de prensa y distribuir respuestas escritas en pos de la rigurosidad?", escribió el republicano en Twitter, informó la agencia de noticias.
En esa misma red social, aseguró luego que es un "presidente muy activo con muchas cosas que están pasando", por lo que no es posible para sus portavoces "colocarse en el podio (de las ruedas de prensa y hablar) con total rigurosidad".
Trump elevó aún más la confusión sobre las razones y procedimiento que desencadenó el despido de Comey al asegurar en una entrevista con NBC que lo hubiese destituido de todas formas, pese a que justo después del despido el martes y en los días posteriores sus portavoces aseguraron que todo se desencadenó por las recomendaciones del fiscal general adjunto, Rod Rosenstein.
La Casa Blanca insistió en que el despido se debió a unas recomendaciones de Rosenstein en relación a la manera en la que Comey gestionó la investigación sobre el manejo de los correos electrónicos de Hillary Clinton, rival demócrata en las presidenciales de Trump, cuando era secretaria de Estado.
Según funcionarios gubernamentales, Rosenstein había amenazado con renunciar después de que la Casa Blanca dijera que él fue quien impulsó el despido de Comey, y pidió a la Casa Blanca que se corrija, mientras que Trump rechazó la versión oficial de la mala gestión del caso de Clinton y reiteró que la investigación de Rusia, que Comey lideraba, debería dejarse de lado.
El caos comunicativo se completa con el mensaje oficial de la Casa Blanca de que Comey no contaba con el apoyo de sus subalternos, algo que negó ayer el director del FBI en funciones, Andrew McCabe.
Hoy, Trump nuevamente dijo que las historias sobre la posible coordinación de su campaña con representantes del gobierno ruso es una invención de "medios falsos" y "una fabricación de los demócratas para excusarse por perder las elecciones".
McCabe dijo ayer que la investigación sobre la influencia de Rusia en la campaña es un asunto serio que no van a permitir que se deje de lado.
Desde antes de asumir, en plena campaña presidencial, Trump configuró una relación áspera con la prensa.
Desde su llegada a la Casa Blanca, los ataques e insultos a los medios fueron parte de la agenda diaria. En febrero cerró su cuarta semana laboral en el cargo acusando a los periodistas de seis grandes cadenas de televisión de ser el enemigo de pueblo americano.
Fuente:Tèlam
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