El sacerdote Miguel Bienvenido Florenzán Ulloa.
Mientras la jueza relataba el proceso, resaltó que la defensa técnica del imputado presentó lo que se llama un coctel de frutas o un “fruit punch”, donde ni el Ministerio Público ni los abogados de la parte querellante pudieron demostrar que el joven Víctor Rafael Mañón Arias fue violado sexualmente por el cura, es decir, que hubo penetración.
Fue entonces cuando la jueza Rodríguez Ramírez enumeró todas las pruebas excluidas por falta de sustento jurídico.
Y al llegar al delito de agresión agravada, fue cuando citó los artículos 331, 333 y el 396 del Código Procesal Penal, donde se sanciona el mismo con una pena de cinco a 10 años.
“Yo le creo a la víctima de que fue penetrado, pero el fiscal no lo probó”, subrayó la jueza.
La lectura de la condena en cuestión fue fijada para el 16 de diciembre próximo a las 4:00 de la tarde en la sala de audiencias del Primer Tribunal Colegiado de esta ciudad.
El tribunal mantuvo la medida de coerción contra el cura, que es presentarse periódicamente ante la justicia y el impedimento de salida del país.
Tras conocerse el fallo, Carlos Salcedo, de la parte demandante, declaró que estaba de acuerdo con la misma, pero que en algunos términos técnicos no, ya que actualmente la violación sexual ya no se demuestra por un examen de pericia médica.
“De todos modos, entendemos que esto envía un claro mensaje a la sociedad, de que y no podemos seguir protegiendo a los pederastas ni a los violadores de menores, esto debe detenerse”, subrayó Salcedo.
Indicó que posteriormente se estudiará si procede o no presentar una apelación.
De acuerdo a los relatos que hizo al tribunal durante el juicio de fondo, el menor fue violado sexualmente seis veces mientras estudiaba en el colegio y una vez en un viaje a la Argentina en un evento del centro educativo en cuestión.
Las demás juezas del Tribunal son Luz Enilda Herrera y Juana Patricia Silverio.
Reacción de la madre del joven
Bella Ilonka Arias, madre del adolescente, declaró que en un momento del juicio pensó que al sacerdote lo iban a dejar libre.
“Cuando vi que la jueza estaba descartando tantas pruebas presentadas por el Ministerio Público, no me contuve y comencé a llorar”, manifestó Arias.
Empero, dijo: “Gracias a Dios se hizo justicia y estamos conformes, porque nuestra familia ha sufrido bastante”.
Decenas de personas abarrotaron la sala de audiencia del palacio de justicia de aquí para enterarse del caso del sacerdote Florenzán Ulloa, que comenzó en el 2017.
Fuente:DL
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