Días antes de ser despedido por Donald Trump, el director del FBI, James Comey, pidió más recursos para su investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones y la posible participación de colaboradores de Trump, según dijeron funcionarios estadounidenses.
La revelación avivó los temores a que Trump tratara de socavar una pesquisa que podría amenazar su presidencia.
No estaba claro si Trump había llegado a enterarse de la petición de Comey, planteada ante el subsecretario de Justicia, Rod Rosenstein. Pero la información aumentó la presión de ambos partidos políticos sobre la Casa Blanca para que explicara los motivos de la demoledora destitución de Comey.
Trump es el primer presidente desde Richard Nixon que despide a un funcionario de las fuerzas del orden que supervisa una investigación relacionada con la Casa Blanca. Los demócratas no tardaron en acusar a Trump de utilizar como pretexto la gestión que hizo Comey de las pesquisas sobre los emails de Hillary Clinton y pidieron un fiscal especial para el caso de Rusia. Por su parte, líderes republicanos rechazaron esa propuesta tachándola de innecesaria.
Miembros de la Casa Blanca defendieron el despido diciendo que la confianza del presidente en Comey se había ido erosionando durante meses. Insinuaron que Trump había sido persuadido por funcionarios del Departamento de Justicia y un crítico reporte escrito por Rosenstein, en el que se reprochaba la labor del director en la investigación sobre Clinton.
"Francamente, llevaba pensando en despedir al director Comey desde el día en el que fue elegido", dijo la portavoz de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders, una explicación radicalmente distinta a la presentada el día anterior, cuando el gobierno había atribuido la decisión a quejas del Departamento de Justicia sobre Comey.
La decisión de Trump dejó en el aire la investigación sobre Rusia. La pesquisa ha perseguido a Trump desde el inicio de su mandato, aunque él ha negado cualquier lazo con Moscú y todo conocimiento de que hubiera una coordinación entre su campaña y Rusia.
En una carta a Comey con fecha del martes, Trump afirmó que el director le había dicho "tres veces" que él no era objeto de la investigación a título personal. La Casa Blanca rechazó el miércoles ofrecer pruebas o más detalles en este sentido. Exagentes del FBI dijeron que era casi impensable que un director de la agencia hubiera hecho esos comentarios.
Los demócratas pidieron indignados una investigación independiente sobre posibles lazos de la campaña de Trump con la interferencia rusa en las elecciones y varios senadores republicanos destacados dejaron la puerta abierta a esa posibilidad. Pero el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, con apoyo de la Casa Blanca, rechazó esas peticiones diciendo que una nueva pesquisa sólo "obstaculizaría el trabajo actual que se está haciendo".
El comité de inteligencia del Senado citó el miércoles al exasesor de seguridad nacional de Trump Michael Flynn, debido a documentos relacionados con su investigación sobre las interferencias rusas en las elecciones. También el FBI estudia las conexiones de Flynn con Rusia.
La intensa reacción al despido de Comey pareció tomar desprevenida a la Casa Blanca, ya que el director del FBI se había convertido en un paria entre los demócratas por su papel en la investigación de Clinton. Para defender la decisión, los funcionarios hicieron énfasis en un informe de Rosenstein, subsecretario de Justicia, que criticaba la gestión de Comey en el caso de Clinton.
Pero también el papel de Rosenstein en el despido parecía cada vez más incierto.
Tres funcionarios estadounidenses dijeron que Comey había pedido hace poco al subsecretario más personal para ayudar con el caso de Rusia. El senador Dick Durbin, demócrata por Illinois, dijo que si bien no podía estar seguro de que la petición hubiera provocado el despido, creía que el FBI "estaba acercándose a la campaña de Trump y sus colaboradores y esto fue un esfuerzo por reducir la velocidad de la investigación".
La portavoz del Departamento de Justicia Sarah Isgur Flores negó que Comey hubiera pedido más recursos a Rosenstein para las pesquisas sobre Rusia.
Asesores de Trump dijeron que el presidente se había reunido el lunes con Rosenstein y el secretario de Justicia, Jeff Sessions, tras saber que estaban en la Casa Blanca para otras reuniones. Un funcionario dijo que Trump había preguntado a Rosenstein y Sessions sus opiniones sobre Comey y que después pidió al subsecretario que resumiera su punto de vista en un informe.
El presidente despidió a Comey al día siguiente. La Casa Blanca informó a Comey enviándole un email con varios documentos, incluido el reporte de Rosentein.
No estaba claro si Rosenstein sabía que su reporte se utilizaría para justificar la destitución.
Los funcionarios estadounidenses y de la Casa Blanca insistieron en mantenerse en el anonimato para comentar conversaciones privadas.
En una misiva de despedida que circulaba entre amigos y compañeros, Comey dijo que no tenía previsto regodearse en la decisión de despedirle ni en "la forma en la que se ejecutó".
Trump es el segundo presidente que despide a un director del FBI, subrayando la naturaleza inusual de esta decisión. El presidente Bill Clinton destituyó a William Sessions entre acusaciones de irregularidades éticas en 1993.
La Casa Blanca y el Departamento de Justicia entrevistaban a varios candidatos para dirigir el FBI de forma temporal mientras Trump escoge a un sustituto permanente. Sanders señaló que la Casa Blanca "instaría" al próximo director de la agencia a completar la pesquisa sobre Rusia.
"Nadie quiere que esto se complete y se termine más que nosotros", afirmó la vocera.
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