Guyra, Australia.- La pequeña ciudad de Guyra, en el este de Australia, está situada junto a una laguna de agua dulce a medio día de viaje en auto desde Sídney, pero se prevé que su agua potable se secará en 400 días. Las autoridades locales transportan agua en camiones, construyeron una tubería hasta una represa y pronto empezarán a hacer excavaciones con la esperanza de encontrar nuevas reservas. Para el alcalde Simon Murray, la mayor preocupación es que Guyra no es un caso único.
"Se estima que muchas ciudades del país se quedarán sin agua al mismo tiempo. ¿A dónde vamos a ir a buscarla entonces?", pregunta Murray, en referencia a una zona en la que viven 180.000 personas.
Guyra es apenas una parte de un problema mucho mayor en un país que no está acostumbrado a tener dificultades económicas. En realidad, toda Australia se prepara para el "día cero", cuando se agotará el agua y comenzará el racionamiento. Y los científicos afirman que esta crítica situación es una advertencia para el resto del mundo.
Australia tiene crecimiento ininterrumpido desde hace una generación, pero ahora la subsistencia de miles de personas está en peligro por las sequías agravadas por el cambio climático, un tormento más frecuente en los países en desarrollo.
Desde 2016, partes del norte y del interior de Nueva Gales del Sur, así como del sur de Queensland, sufren sequías que merman severamente los niveles de los ríos y las represas.
El Bureau de Meteorología de Australia afirma que la sequía es causada en parte por un aumento de la temperatura de la superficie del mar que impacta sobre los patrones de las precipitaciones. La temperatura atmosférica también aumentó durante el último siglo, e intensificó la ferocidad de las sequías y los incendios.
En Nueva Gales del Sur, el gobierno les entregó a algunos municipios una estimación de la fecha de término del suministro de agua ante el peor de los escenarios posibles. A su vez, esa fecha varía en función de la demanda y la oferta disponibles. Los residentes del estado la llaman el "día cero", y empiezan a exigir un cambio en un país rico donde los abundantes recursos carboníferos empiezan a toparse con las presiones para frenar el cambio climático.
"El ?día cero' es una frase de tiempos de guerra", señala el criador de ganado ovino y vacuno Richard Daugherty en su propiedad, cerca de la pequeña localidad de Uralla, a 200 kilómetros tierra adentro desde la costa este australiana.
En la isla, la relación entre el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos tomó connotaciones políticas. El gobierno conservador sostiene que una acción medioambiental más fuerte perjudicaría la economía del país, una posición que lo pone en conflicto directo con las islas vecinas del Pacífico, particularmente vulnerables al aumento de las temperaturas y del nivel del mar.
Esa postura fue criticada por el naturalista británico David Attenborough, que denunció al gobierno por apoyar nuevas minas de carbón poco después de las protestas de chicos de todo el mundo contra la inacción de los gobiernos y luego de la cumbre climática en Nueva York, en la que participaron líderes mundiales.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, no participó de la cumbre y le comunicó a la Asamblea General de la ONU que los críticos de su país ignoran la labor de su gobierno para limitar las emisiones.
Morrison también se comprometió a cumplir con las metas de reducción de emisiones del Acuerdo de París, de 2015, y prometió 68 millones de dólares de financiamiento adicional para los agricultores y ganaderos afectados por la sequía.
Con una población de 2000 habitantes, Guyra está en una región conocida como Nueva Inglaterra, donde hace casi 200 años se instalaron establecimientos ganaderos en tierras que se parecían a la campiña verde de la potencia colonial.
Junto con la región del noroeste, alcanzó 1760 millones de dólares de producción agrícola en 2017-2018, según el pronosticador de materias primas Abares.
Murray, que también supervisa el centro regional de Armidale, dice que la primera vez que tomó dimensión de escala del problema fue cuando vio que morían laderas enteras de eucaliptus.
Las previsiones dicen que algunas de las ciudades más grandes de la región, como Dubbo, de 40.000 habitantes; Armidale, de 25.000, y Tamworth, de 62.000, se quedarán sin agua potable entre mediados y fines del año próximo, según las últimas proyecciones del gobierno. "Está pasando a otro nivel. Es casi imposible de imaginar", advierte Murray.
Hasta la mayor represa de Sídney, Warragamba, perdió 50% de sus reservas, después de estar casi llena hace menos de tres años.
El Banco Central australiano advirtió que la sequía está afectando el crecimiento económico de Australia. Se estima que para el período 2019-2020 el valor de la producción agrícola y ganadera caerá a 40.400 millones de dólares, una pérdida del 5%.
Fuente:Reuters
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