Nueva York.- Los latinos, al igual que ha ocurrido con los afroamericanos, han sufrido de discriminación a través de la historia, y también ahora, bajo nuevas vertientes segregacionistas de las leyes Jim Crow, que estuvieron dirigidas a grupos étnicos no blancos en EEUU, entre 1876 y 1965.
“Hay que hablar de los efectos de esas leyes en la comunidad latina porque históricamente el debate ha sido como si el problema existiera sólo entre la comunidad negra y blanca”, dijo a Efe el abogado de derechos civiles Juan Cartagena.
Cartagena, presidente de LatinoJustice PRLDEF (Puerto Rico Legal Defense and Educational Fund) es el autor de la introducción de la primera versión en español de “The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness”, de Michelle Alexander, con el título en español de “El Color de la Justicia”.
En su introducción, el abogado analiza la relación entre los latinos y el sistema de justicia penal a lo largo de los siglos.
“Estamos hablando de un sistema penal (con cuotas mayoritarias de negros y latinos) del que, desde niños, nos dijeron que era para gente mala, que el sistema nunca ha cometido un error. Para romper con esa actitud tenemos que poner fin al dominio de la raza blanca” que mantiene el control, argumentó.
Destaca en la versión en español de “El Color de la Justicia” el impacto que tuvo el libro de Alexander (2010), cuando a partir de ahí se empezó a llamar al sistema penal el “nuevo Jim Crow”, y que concluyó que “el sistema racial de castas en EEUU nunca había llegado a eliminarse del todo: simplemente se había rediseñado”.
“Los códigos segregacionistas del Jim Crow de ayer, con todas sus limitaciones para la sociedad civil afroamericana, pueden verse todavía hoy en las distintas vertientes de la encarcelación masiva”, indicó Alexander, abogada y profesora de la Universidad de Ohio.
Cartagena recuerda en la introducción “Latinos y el nuevo Jim Crow: desenmarañando las convergencias” que los mexicanos (que fueron víctima de linchamientos bajo esas leyes) y los puertorriqueños vivieron lo peor de los sistemas de subordinación racial, que pasaron de ejercer su control solamente sobre los afroamericanos para extenderlo a todos aquellos que no fueran blancos.
Señala el devastador efecto en la comunidad latina de la guerra contra las drogas. Los latinos, el 17 % de la población del país, suponen más del 48 % de los procesados por drogas en tribunales federales y más del 20 % en los estatales.
Sin embargo, el consumo continuado de drogas en esta comunidad es de 38 %, inferior al 51 % de los blancos.
“La discreción que existe en departamentos de policía, en la oficina de cualquier fiscal para implementar el poder de la ley de mano dura contra el crimen es bastante selectiva. El uso de drogas es prevalente en cualquier comunidad pero solo seleccionan negros y latinos para pagar ese precio”, afirma.
Destaca además en el texto cómo el sistema penal priva del derecho al voto a reclusos y exconvictos por la comisión de delitos graves en 48 de los 50 estados, lo que diluye su poder colectivo en el ámbito político.
También echa una mirada a la inmigración, “un fenómeno plenamente criminalizado” y una lucrativa industria con una cuota obligada por ley desde 2010 del Departamento de Inmigración y Aduanas de 34.000 detenciones diarias, con una red de cárceles gestionadas por corporaciones privadas que especulan con sus ganancias en bolsa, señala.
Cartagena aseguró que bajo la administración de Donald Trump y de Jeff Sessions como secretario de Justicia “estamos en un lugar muy peligroso porque quieren regresar a los tiempos de antes de exigir las sentencias máximas, de la mano dura contra el crimen” una política que se ha probado no funciona.
De acuerdo con Cartagena, la elección de Trump supone un desafío enorme para el desmantelamiento de lo peor del nuevo Jim Crow para todos los grupos marginados del país.
Reconoce la falta de liderazgo a nivel nacional de la comunidad hispana “pues nadie posee el nivel de popularidad del que gozan varios líderes afroamericanos” y la necesidad de tener un plan para afrontar los abusos y marginalización.
Fuente:EFE
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