lunes, 10 de abril de 2017

¿Nueva Guerra Fría? Crece tensión entre EEUU y Rusia


Cuando Donald Trump ganó la presidencia de Estados Unidos, Washington y Moscú parecían enfilarse hacia su mejor relación en décadas. Pero ya no.

Las naciones, antiguas adversarias de la Guerra Fría, han caído de nuevo en una espiral de confrontación debido al reciente ataque de Estados Unidos contra una base militar del presidente sirio Bashar Assad, un protegido de Rusia.

Ya sin el optimismo de una "recomposición" de las relaciones, Estados Unidos y Rusia se dieron con todo el viernes e intercambiaron fuertes acusaciones sobre qué país violaba el derecho internacional.

"Se acabó. La neblina restante de la elección se ha disipado", dijo el viernes el primer ministro ruso Dmitry Medvedev en su página de Facebook. Las relaciones ruso-estadounidenses están "completamente arruinadas", apuntó.

Dijo que Estados Unidos se acercó peligrosamente a "un enfrentamiento militar" con Rusia tras disparar 59 misiles crucero contra la base aérea de Shayrat.

Trump aseguró que las fuerzas de Assad lanzaron un terrible ataque con armas químicas desde esa instalación a principios de semana.

La intervención militar de Trump, diseñada para castigar a Assad, fue la muestra más clara de la disposición del mandatario estadounidense para desafiar al presidente ruso Vladimir Putin, y en una forma que no lo hacía un gobernante de Estados Unidos desde hace mucho tiempo.

Cuando elogiaba al presidente ruso, emitía declaraciones cuestionables sobre las acciones militares de Rusia en Ucrania y Siria, e insistía en una nueva relación con Moscú, el multimillonario estadounidense había generado la percepción de que no quería enfadar a Putin, un exagente de la KGB.

Esa percepción ganaba fuerza con las investigaciones federales sobre una posible confabulación entre el equipo de la campaña presidencial de Trump y la inteligencia rusa para intervenir en el proceso electoral estadounidense.

Hoy la pregunta es si Putin se sentirá obligado a mostrar que no se le puede contrariar sin que se la paguen.

Horas después del ataque con misiles, Moscú anunció que interrumpiría una línea de comunicación directa que ambos países establecieron en 2015 para evitar un enfrentamiento accidental entre los aviones de Rusia y Estados Unidos en los concurridos cielos de Siria.

Para el mediodía del viernes, Estados Unidos insistió en que Rusia debía mantener abierto el canal de "desconflicto". Rusia insistió en que la línea sería suspendida la medianoche del sábado en Moscú.

El gobierno de Trump respondió y altos funcionarios militares de Estados Unidos dijeron que investigan si Rusia fue cómplice en la utilización por parte del ejército sirio de un gas neurotóxico similar al sarín, quizá mediante apoyo aéreo con algún dron y asistencia a las fuerzas de Assad en su intento por encubrir el ataque.

En el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la embajadora de Estados Unidos, Nikki Haley, se mofó de lo que describió como el fracaso de Moscú para eliminar las armas químicas de Siria según un acuerdo de 2013.

"Podría ser que el régimen de Assad tome como tontos a los rusos", señaló Haley.

A tres meses de que comenzó la presidencia de Trump, casi se han evaporado las posibilidades de colaboración con Rusia en la lucha contra el grupo Estado Islámico, en reducción de arsenales y en la disminución de las tensiones en Europa oriental.

Una prueba crucial en la que se verá si la relación puede ser salvada se dará cuando el secretario norteamericano de Estado, Rex Tillerson, se convierta en el primer integrante del gabinete de Trump en visitar Rusia la semana entrante. Es posible una reunión de Tillerson con Putin mismo.

A pesar de la situación en Siria, funcionarios estadounidenses insistieron en que el viaje de Tillerson seguía en pie.
Fuente:AP

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