Neil Gorsuch prestó juramento el lunes como juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, durante dos ceremonias, una privada y otra pública.
El magistrado, quien logró el visto bueno del Senado tras una maniobra sin precedentes para superar el bloqueo al que la oposición demócrata había sometido al juez, fue juramentado en primer lugar por el titular de la Corte, John Roberts.
En una ceremonia pública que ya inició en la Casa Blanca, el juez Anthony Kennedy le tomó el juramento tras un discurso del presidente Donald Trump.
Gorsuch, nacido en Colorado hace 49 años, ocupará el puesto vitalicio que dejó la muerte de Antonin Scalia en febrero de 2016 y mantendrá así la mayoría conservadora que rige en el Alto Tribunal desde 1972.
El Senado confirmó a Gorsuch con 54 votos a favor y 45 en contra, una mayoría simple que fue suficiente gracias a la activación de la llamada "opción nuclear", una maniobra dirigida a rebajar la barrera de 60 votos que exigían hasta este jueves las normas de la Cámara alta y de la que los carecían los republicanos.
El artífice de ese equilibrio legislativo fue el senador Mitch McConnell, el líder republicano en la Cámara alta, el mismo que desde marzo de 2016 y durante 293 días bloqueó al nominado del expresidente demócrata Barack Obama, el juez Merrick Garland, al puesto para el que hoy fue confirmado Gorsuch.
McConnell pretendía evitar una mayoría progresista en la máxima instancia judicial del país con la esperanza de que un republicano llegase a la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre pasado, algo que finalmente sucedió gracias a la inesperada victoria de Trump.
"La decisión más consecuente en la que he estado involucrado fue dejar que fuera el presidente elegido el año pasado quien escogiera al candidato a la Corte Suprema", afirmó el senador a los periodistas.
De hecho, la elección de un magistrado conservador fue uno de los pilares de la campaña presidencial de Trump junto a las promesas de construir un muro fronterizo con México, derogar la reforma sanitaria de Obama, popularmente conocida como "Obamacare", o revisar la estrategia comercial estadounidense.
"El proceso de confirmación Gorsuch ha sido uno de los más transparentes de la historia. Su temperamento judicial, su intelecto excepcional, su integridad inigualable y su independencia lo convierten en la opción perfecta para servir en el Tribunal Supremo", apuntó en un comunicado Trump tras el voto en el Senado.
Su confirmación, sin embargo, no fue sencilla. Los demócratas, todavía resentidos por el trato de los republicanos a Garland, llevaron al límite sus maniobras de "filibusterismo" (tácticas dilatorias en el Legislativo) para entorpecer la llegada del juez a la Corte Suprema.
Gorsuch solo encontró el apoyo de tres senadores demócratas -Joe Donnelly, Heidi Heitkamp y Joe Manchin- todos ellos elegidos en estados (Indiana, Dakota del Norte y Virginia Occidental) en los que Trump ganó con mucha diferencia en noviembre y que optarán a la reelección el año que viene.
La llegada de Gorsuch a la Corte Suprema era crucial para los republicanos, que pretenden prolongar la hegemonía conservadora en la máxima instancia judicial del país durante décadas, una posición que les permitiría cambiar por completo la realidad de Estados Unidos.
Supone también un espaldarazo a la gestión de Trump, que hasta ahora había visto fracasar algunas de sus primeras medidas como el veto migratorio o la derogación de "Obamacare".
Con Trump de presidente, los republicanos gozan ahora de una posición de poder sobre la Corte Suprema, ya que se les abre la posibilidad de elegir también el relevo de algunos de sus ancianos magistrados.
Gorsuch, un juez joven para su nuevo puesto, forma parte de esta estrategia republicana que a largo plazo podría revertir decisiones adoptadas por el mismo Supremo en campos como el aborto o los derechos homosexuales.
Firme defensor de la pena de muerte y opuesto a la eutanasia, Gorsuch entiende la ley conforme a la corriente del "originalismo", una doctrina judicial según la cual la Constitución debe interpretarse como lo harían sus autores del siglo XVIII y no conforme a los cambios de la sociedad actual.
Fuente:EFE
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