Cuidad de Mèxico.- Los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Rex Tillerson y John Kelly, intentaron mostrar el jueves una cara más amable de su gobierno hacia México, un país que ha sido blanco de críticas del presidente Donald Trump.
Kelly se comprometió a que no hubiera deportaciones masivas ni a utilizar al ejército en operaciones migratorias pero, en paralelo, el presidente Donald Trump, también el jueves, mantuvo su retórica antiinmigrante.
Los funcionarios mexicanos, por su parte, expresaron las notables diferencias que separan a ambos gobiernos y todos mostraron, al menos en sus mensajes públicos, la necesidad de llegar a acuerdos y de respetarse mutuamente, aunque no quedó claro cuáles serían sus puntos de entendimiento en temas como la política migratoria.
"No habrá, repito, no habrá deportaciones masivas", dijo Kelly en el mensaje conjunto con Tillerson y sus colegas mexicanos. "Y escuchen esto: no se usará al ejército en operaciones migratorias", añadió tras señalar que las deportaciones se centrarían en personas con delitos, que se harían de forma "sistemática y organizada" y en "estrecha coordinación" con México.
El secretario de Estado agregó que siempre se respetarían los derechos humanos y las leyes de Estados Unidos y ambos enfatizaron el interés en controlar el flujo de armas y dinero ilegal que llega desde Estados Unidos y la necesidad de coordinar acciones para promover el desarrollo de los países centroamericanos, origen de muchos migrantes.
"Nos escuchamos con detenimiento mientras con respeto y paciencia expresamos nuestras respectivas preocupaciones", dijo Tillerson.
Sin embargo, horas antes, el presidente Donald Trump, sugería lo contrario. En un encuentro con empresarios en la Casa Blanca, dijo que Estados Unidos está "sacando a los tipos realmente malos a un ritmo nunca antes visto" y se refirió a esas actuaciones como una "operación militar".
"Vamos a tener buenas relaciones con México", añadió. "Y si no las tenemos, no las tenemos".
El Departamento de Seguridad Nacional no contestó de inmediato a las peticiones para aclarar a qué se refería el presidente con "operación militar", ni si esto contradice lo expresado por Kelly pero el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que el mandatario hablaba de manera figurada para describir la precisión en la que se lanzarían las medidas migratorias.
Durante la campaña, Trump llegó a plantear la puesta en marcha de un "grupo de deportación" y el departamento de Kelly sugirió desplegar a la guardia nacional para esos fines aunque la Casa Blanca finalmente lo descartó.
No obstante, el tono del mandatario estadounidense, que reconoció haber enviado a sus colaboradores a un "viaje complicado", fue muy distinto al utilizado por Tillerson y Kelly en la capital mexicana.
Los mexicanos fueron más expresivos en mostrar sus discrepancias. Miguel Ángel Osorio Chong planteó el "desacuerdo" de México ante algunas medidas anunciadas por Estados Unidos y subrayó que todas las acciones que tengan efectos que transciendan fronteras, como el hecho de que ciudadanos de terceros países fueran deportados a México, "deben ser dialogadas y en la medida de lo posible consensuadas".
Al respecto, el canciller Videgaray recordó "la imposibilidad jurídica de que un gobierno tome decisiones que afecten al otro de manera unilateral". De hecho, la víspera había dicho que hasta podría acudir a la ONU para objetar ciertas medidas.
Videgaray no ocultó que medidas recientes de Washington han generado "preocupación" e "irritación" en México y que las diferencias entre los dos gobiernos son "notorias" pero optó por lanzar un mensaje de entendimiento. "Será un largo camino el construir acuerdos con Estados Unidos, pero hoy hemos dado un paso en dirección correcta", declaró.
Fuente:AP
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