Nueva York.- Marisol Alcántara, primera dominicana en ser electa senadora estatal en la legislatura de Albany, apenas lleva algo más de un mes en el escaño y ya comienza a cosechar rechazo y disgustos en las filas demócratas que la acusan de “traidora” por aliarse a los republicanos en el senado, luego que recibiera millares de dólares para su campaña a las primarias demócratas en septiembre de 2016.
Se adelantó que muchos propondrían su expulsión en una próxima reunión del Club Demócrata por Un Cambio en el Norte de Manhattan que lidera Espaillat, al igual que ocurrió con Peralta en Queens. Pero hasta ahora, Espaillat, Rodríguez ni ningún otro alto dirigente de ese club se han pronunciado respecto al paso de la senadora a los republicanos.
Alcántara, una ex activista sindical que llegó al senado del estado de la mano del congresista Adriano Espaillat y el concejal Ydanis Rodríguez, “cruzó la línea” a comienzos de febrero, cumpliendo así el compromiso hecho con los republicanos, a cambio del dinero que le aportaron.
Ella y varios otros senadores, entre ellos el también dominicano José Peralta de Queens, quien fue expulsado hace algunos días del club demócrata New Visions, por la misma razón que las de Alcántara, se sumaron a la denominada Conferencia Demócrata Independiente (IDC) en el senado, desobedeciendo la línea del partido que los llevó a sus actuales posiciones.
En el ámbito de los clubes demócratas del Alto Manhattan y el distrito senatorial 31, donde Marisol recibió un respaldo sólido para la victoria en las urnas, los disgustos y el rechazo a su decisión de aliarse a los republicanos, son cada vez más crecientes, por lo que a ella, la situación, no le augura un futuro claro para los próximos dos años, cuando buscaría la reelección, y dada la debilidad republicana entre los votantes latinos, mayoritariamente dominicanos en esa demarcación.
Los calificativos que se le endilgan a la senadora Alcántara en el entorno de quienes la apoyaron varían desde “traidora” hasta “ingrata” y muchos adelantan que nunca más harían campaña por ella. De darse esa situación, la legisladora estatal sólo estaría en la curul hasta el 2018.
Alcántara recibió $97 mil dólares de parte de republicanos que respaldan que las escuelas públicas manejadas por el estado y la ciudad sean suplantadas por el sistema “charter”, uno de los compromisos que habría asumido la dominicana para apoyar futuros proyectos y beneficiar esos intereses.
Los $97 mil que recibió, los facturó en llamadas, publicidad, propaganda y otros gastos, según los registros de la Junta de Financiación de Campaña.
Uno de sus principales soportes económicos provino de las arcas del magnate Thomas McInerny, presidente del grupo Bluffpoint quien dio $100.000 al comité de campaña de la Conferencia Democrática Independiente del Senado para financiar las campañas de los candidatos en las primarias de septiembre y en las elecciones generales de noviembre de 2016.
El paso de Alcántara, Peralta y otros seis senadores demócratas a la IDC sus críticos lo ven como parte del acuerdo que hicieron para respaldar al presidente Donald Trump y bloquear proyectos que enfrentan sus políticas, especialmente en inmigración y otras áreas.
Los $100 mil dólares se entregaron cuatro días antes de las primarias y una parte del pastel le tocó a la senadora Alcántara. Esa cantidad se combinó con otras aportaciones, sumando $200.000 y en la política americana son llamadas “Súper PAC”, porque se trata de “paquetes” de aportes que se distribuyen entre varios candidatos y candidatas.
McInerney también aportó otros $575.000 en 2016 para un Super PAC para motivar a los votantes a respaldar a los candidatos demócratas en las primarias de septiembre, pero a los aspirantes que apoyan el aumento de las escuelas charter.
La alianza de muchos demócratas no es nueva y comenzó en 2011 cuando figuras financieras republicanas comenzaron a comprar su “cruce de línea”.
Los comités de partidos en Nueva York tienen límites de contribución considerablemente más altos que los candidatos individuales y se les permite gastar en nombre de los postulados y transferir cantidades ilimitadas de esas campañas, todas son prácticas normales.
El comité de campaña de la IDC, manejándose con cautela, gastó el dinero que recibió en nombre de su candidato y no ha transfirió fondos directamente a la cuenta de campaña de Alcántara, que también es legal.
Los registros muestran que a finales de agosto y antes de la ola de grandes donaciones, el IDC pasó más de $97.000 en los anuncios y llamadas telefónicas automáticas en nombre de Alcántara, con el compromiso de que se uniera a la IDC si llegaba al senado, como ocurrió.
Fuente:Externa
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