La Agencia de Combate a las Drogas de Estados Unidos (DEA) ha rechazado retirar la marihuana de su lista de sustancias controladas conocida como ‘Schedule I’ y, por ende, mantiene la dicotomía existente que, en el ámbito federal, se considera a esa planta al mismo nivel que la heroína o el ‘extasis’ –drogas ilegales– mientras que en 25 estados el consumo y la venta del cannabis se ha legalizado para fines medicinales y en cuatro (Colorado, Washington, Oregon y Alaska) también para fines recreativos.
Pero, como se comenta en The Washington Post, la DEA consideró (por cuarta vez consecutiva) que la marihuana “no tiene un uso médico actualmente aceptado” y en cambio tiene “un elevado potencial para el abuso”.
La respuesta puede parecer confusa, considerando que en 25 estados la marihuana medicinal es aceptada y prescrita por médicos para ciertos padecimientos. Pero, según señala la DEA en la carta con que respondió a las peticiones de retirar a la marihuana de la lista del ‘Schedule I’ (enviada por los gobernadores de Washington y Rhode Island y por un enfermero de Nuevo México), su decisión se basó en el hecho de que la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) no ha establecido un uso médico aceptado con base en investigaciones científicas disponibles.
¿Por qué entonces numerosos médicos y estados aceptan la marihuana medicinal? Como lo comenta el Post, la FDA nunca ha aprobado el uso de la planta en sí como un medicamento, pues lo que esa agencia autoriza son los compuestos químicos individuales asociados con un tratamiento médico.
Por ende, la marihuana en sí continúa siendo ilegal a escala federal, lo que crea problemas a quienes se dedican a comercializarla en los estados en que se ha legalizado el consumo. Por ejemplo, esas personas o empresas enfrentan dificultades para operar con bancos, renuentes a procesar pagos y fondos vinculados con la venta de marihuana, no pueden realizar deducciones fiscales disponibles al resto de los negocios y están bajo la lupa federal.
Pero la DEA sí flexibilizó un aspecto de la marihuana que podría, en el futuro, conducir a reclasificarla en un estatus que no haga ilegal su producción, distribución o venta. Como señaló el periódico Los Angeles Times, las autoridades federales aprobaron que científicos y empresas farmacéuticas puedan utilizar en su investigación marihuana cultivada por entidades diferentes a la única que hasta ahora está legalmente autorizada para hacerlo a escala federal: la Universidad de Mississippi.
Ésta ha sido por décadas la única instancia autorizada por el gobierno federal para producir la marihuana que centros de investigación en Estados Unidos requieren para conducir sus estudios. Ese monopolio en parte tendría que ver con que no se cuente aún con la evidencia científica completa que conduzca a que, en su momento, la FDA apruebe a la marihuana en sí para uso médico y por consiguiente la DEA pueda sacarla de su Schedule I y despenalizar su uso a escala federal.
Eso no quiere decir que la marihuana pueda ser ahora cultivada indiscriminada y libremente para fines científicos, pues los centros que decidan competir con la Universidad de Mississippi deberán ser previamente avalados por las autoridades, pero una eventual ampliación de la investigación al respecto podría conducir a nuevos cambios en las políticas públicas.
Fuente:Jesus del Toro
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