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El documental de Netflix Killer Inside: The Mind of Aaron Hernandez ("La mente de un asesino: Aaron Hernández") abrió antiguas heridas al exponer detalles poco conocidos de la joven estrella del fútbol americano de origen puertorriqueño.
"No me importa lo que un documental absurdo diga sobre Aaron”, escribió en Instagram José Báez, el abogado defensor que logró absolver a Hernández de los asesinatos de Daniel de Abreu y Safiro Furtado, ocurridos en julio de 2012 en Boston.
“Yo lo conocía, ellos no, y aunque estaba lejos de ser perfecto, ni siquiera están cerca de la verdad (…) Estos productores me mintieron, así que no espero que su plan de hacer dinero sea mucho mejor que eso. #Ripchico #baezlawfirm #aaronhernandez", añadió.
Shayanna Jenkins-Hernández, exprometida de Hernández y madre de su hija, también envió un mensaje al público en una historia de Instagram.
“(…) he tratado de leer cada mensaje enviado en IG y por correo electrónico (positivo y negativo) ... ¡La cantidad de apoyo y energía positiva es irreal! Estoy segura de que todos comprenderán lo imperativo que es para mí mantenerme lejos por un tiempo de las redes sociales".
Douglas Sheff, abogado de la familia de Odin Lloyd, dijo en exclusiva a E! News que la familia no ha expresado molestia por la miniserie.
"Sigo amando y cuidando a esta familia. Son personas maravillosas. Estamos orgullosos de representarlos en todo lo que necesitan", declaró al medio.
El astro de fútbol americano de 27 años ganó notoriedad poco después de firmar un contrato de $40 millones por cinco años con los Patriotas de Nueva Inglaterra en 2012, pero un año después, Hernández pasó de ala cerrada a sospechoso del asesinato del jugador semiprofesional Odin Lloyd, su amigo y novio de la hermana de su exprometida Shayanna Jenkins.
En 2013, un corredor encontró el cadáver de Lloyd con múltiples heridas de bala en un parque. Hernández fue arrestado y acusado de asesinato en primer grado el 26 de junio de ese año. En 2015 fue condenado por asesinato en primer grado y sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Durante el juicio por el caso de Lloyd, los investigadores vincularon a Hernández con los asesinatos a tiros de Daniel de Abreu y Safiro Furtado en julio de 2012en Boston.
El testigo Alexander Bradley declaró que Hernández le disparó en la cara al confrontar al jugador por los asesinatos. La herida le dejó daños permanentes en el ojo.
En 2016, Bradley y Hernández llegaron a un acuerdo; sin embargo, el afamado abogado José Báez logró absolverlo en 2017. Días después, la exestrella de la NFL fue encontrado muerto en su celda a las 3:05 a.m. del 19 de abril de ese año. Hernández se suicidó al colgarse con una sábana.
Pero su muerte dio paso a una nueva revelación cuando la familia donó su cerebro a la ciencia. Un escaneo reveló que tenía un CTE grave (encefalopatía traumática crónica), una condición que se relaciona con golpes constantes en la cabeza.
Los atletas con CTE son propensos a la conducta agresiva e impulsiva. Los estudios han demostrado que los boxeadores y jugadores de fútbol americano son más propensos a este tipo de afección.
Fuente:Telemundo
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