Entre lágrimas, sollozos y oraciones, más de un centenar de vecinos de Sutherland Springs, en Texas, guardaron un largo minuto de silencio a escasos metros del templo First Baptist Church, escenario el domingo de la peor matanza en la historia del estado de la estrella solitaria.
El trágico balance, de momento 26 muertos y veinte heridos de diversa consideración, dejó totalmente consternado a un pueblo de unos 400 habitantes, "una pequeña familia" en la que todos los vecinos tienen una relación más o menos cercana entre ellos.
"Somos como una pequeña familia, todos nos conocemos entre nosotros y esto supone un golpe muy duro para nuestra comunidad", indicó en declaraciones a Efe Jonny Mora, uno de los vecinos de Sutherland Springs, localidad situada a al sureste de San Antonio, y amigo de dos de las personas heridas.
Aunque en su caso no tuvo que lamentar ninguna víctima mortal en el seno de su familia o amigos cercanos, Mora lamentó "profundamente" que el pastor de la iglesia atacada, Frank Pomeroy, haya perdido a su hija de 14 años durante el tiroteo, perpetrado por un joven blanco identificado por los medios como Devin Kelley.
Compuesta básicamente por una oficina de correos, un centro comunitario, una tienda de abastos, un taller de reparación de coches, dos gasolineras, las casas de los vecinos y un par de iglesias, entre ellas la de la matanza, Sutherland Springs era hasta hoy una tranquila comunidad en la que apenas nunca pasaba nada.
"Nunca nos esperábamos que pudiera ocurrir algo así en nuestro tranquilo pueblo, es una desgracia", dijo resignado el vecino.
Mora fue uno de los más de cien vecinos que se acercaron a la iglesia baptista para rezar en horas de la tarde por las víctimas del tiroteo, una iniciativa organizada por el exmilitar Mike Gonzales, que se mudó a Sutherland Springs "para vivir en paz" después de servir al ejército de Estados Unidos en varios países.
El texano, un parroquiano habitual de los domingo en la iglesia River Oaks, a seis kilómetros de la parroquia afectada, movilizó al máximo número de vecinos posibles para mostrar su apoyo a los familiares de las víctimas y pedir a Dios que reciba a los muertos "con los brazos abiertos".
Después del largo minuto de silencio, el pastor de la iglesia que frecuentan Gonzales y Mora ofreció una vigilia religiosa de una media hora acompañada por música sacra, en la que los sollozos y las lágrimas fueron continuas.
Entre los asistentes estuvo el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, quién al finalizar el acto litúrgico abrazó y trató de reconfortar a los vecinos de Sutherland Springs uno por uno.
Horas antes, Abbott aseguró en una rueda de prensa en San Antonio que el tiroteo ocurrido en el templo First Baptist Church es "la peor matanza registrada en la historia del estado" y pidió a los estadounidenses que recen por todos los afectados por este acto "malvado".
El hecho ocurrió en el templo First Baptist Church sobre las 11:30 hora local, momento en que se celebraba un oficio religioso.
El autor de los disparos, que ha sido identificado por los medios como un hombre blanco de 26 años, murió varios minutos después de perpetrar el tiroteo tras escaparse con su automóvil.
Aunque aún se desconoce si se suicidó, si le disparó un vecino que le siguió, como aseguran en el pueblo, o si falleció después de sufrir un accidente con su vehículo.
Las autoridades sólo han confirmado que el atacante vestía totalmente de negro y que se protegía con un chaleco antibalas, lo que apunta a que tenía bien planeada su acción, pero aún investigan sus motivos sin descartar ninguna hipótesis.
Fuente:EFE
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