Washington.- El estado de Texas (EEUU) ejecutó este martes a un preso -James Bigby- condenado a muerte por asesinar en 1987 a tres de sus amigos y al bebé de uno de ellos a raíz de un conflicto laboral.
A Bigby, un hombre blanco de 61 años, lo declararon muerto a las 18.31 hora local (23.31 GMT) tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.
En sus últimas palabras, el preso pidió perdón a los familiares de sus víctimas y en especial a Grace, la madre del bebé asesinado: "Espero que me puedas perdonar, pero si no lo haces lo entiendo. No creo que yo pudiera perdonar a alguien que mate a mi hijo. Siento el sufrimiento que has padecido durante tanto tiempo".
Los crímenes por lo que Bigby fue ejecutado este martes ocurrieron en vísperas de la Navidad de 1987, hace casi 30 años.
Bigby tenía el convencimiento que los tres amigos que asesinó estaban conspirando con la empresa Frito-Lay para no pagarle una indemnización laboral.
La noche del 23 de diciembre se presentó con dos filetes para la cena en la casa de Michael Trekell en Arlington (un suburbio de Dallas). Mientras Trekell cocinaba, Bigby lo mató de un disparo en la cabeza.
Acto seguido ahogó en el fregadero al bebé de Trekell, quien apenas tenía cuatro meses.
Esa misma noche se dirigió a la casa de Wesley Crane, la tercera de sus víctimas, en Fort Worth. Bigby le pidió a su amigo que lo acompañara al supermercado y durante el trayecto le obligó a punta de pistola a que se bajara del vehículo y después lo mató de otro disparo en la cabeza, dejando el cuerpo abandonado en la cuneta.
Finalmente, ya entrada la madrugada del 24 de diciembre, Bigby se presentó en la vivienda de Frank "Bubba" Johnson en Arlington y tras una breve discusión lo asesinó de tres disparos.
Bigby fue detenido dos días después tras atrincherarse en un motel en Arlington.
Durante su juicio, celebrado en 1991, Bigby se hizo con una arma e intentó secuestrar al juez, pero entre este y el fiscal lograron reducirlo.
Antes de los crímenes por los que recibió la condena a muerte, el ejecutado ya tenía un amplio historial criminal que incluía robo de vehículos, fraude, consumo y venta de metanfetamina y abuso sexual de una niña de cinco años.
En 1977 pasó una temporada entre rejas por robo y en 1983 volvió a la cárcel por el robo de un vehículo.
Bigby se convirtió hoy en el cuarto preso ejecutado este año en Texas y el sexto en todo el país.
Desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de muerte hace cuatro décadas, 1,448 presos han sido ejecutados en Estados Unidos, 542 de ellos en Texas.
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