Washington.- Donald Trump y Hillary Clinton intentaban ampliar el martes su ventaja de delegados sobre sus rivales en la campaña por las candidaturas a la Casa Blanca. Ambos están deseando dejar atrás la divisiva temporada de primarias.
Arizona y Utah celebran primarias para ambos partidos, mientras que los demócratas de Idaho tendrán asambleas para elegir a su candidato. Tanto el republicano Trump como la demócrata Clinton confían en reforzar sus ventajas de delegados en una carrera que decidirá las nominaciones para los comicios presidenciales de noviembre.
Mientras tanto, el demócrata Bernie Sanders y los republicanos Ted Cruz y John Kasich luchaban por frenar la sensación de inevitabilidad que empieza a rodear a los favoritos de sus partidos.
"Tengo más votos que nadie", dijo Trump la víspera de las elecciones, en un intento de ganarse a los republicanos escépticos en Washington. "La gente que está en mi contra debería aceptarme".
Clinton, con una sólida ventaja en la suma de delegados, miró más allá de Sanders antes de las primarias y en cambio afinó sus ataques a Trump con vistas a las elecciones presidenciales. "Necesitamos unas manos firmes", dijo. "No un presidente que el lunes dice que es neutral, el martes es proisraelí, y quién sabe qué el miércoles porque todo es negociable".
Pese a sus duras palabras, tanto Trump como Clinton afrontan desafíos el martes.
El tono brusco de Trump ha causado rechazo en algunos votantes republicanas de Utah, donde los sondeos de opinión apuntan a que Cruz tiene una oportunidad de conseguir más del 50% de los votos, y con ellos, los 40 delegados del estado. Trump podría conseguir algunos delegados si Cruz no supera el 50%, en cuyo caso se asignarían delegados de forma proporcional a los votos.
Kasich espera aguar los planes de sus rivales en Utah, un estado que valora el civismo y la religión. Hace una semana, el gobernador de Ohio consiguió una victoria en su estado natal, la primera y la última que ha logrado en la campaña. Pero Mitt Romney, candidato republicano a la presidencia de 2012, recomendó a sus vecinos votantes en Utah en un mensaje telefónico grabado que Cruz "es el único candidato republicano que puede derrotar a Donald Trump".
Kasich ha invertido muchos recursos en Utah en los últimos días, con propaganda por valor de 215.000 dólares que incluye un anuncio en internet que sugiere la idea falsa de que Romney le apoya a él y no a Cruz en Utah. Romney, cuyo objetivo en las primarias es frenar a Trump, apoyó a Kasich en Ohio.
Trump parece disfrutar de una posición más fuerte en Arizona. El equipo de Cruz ha sido agresivo en reducir las expectativas en ese estado, que otorgará sus 58 delegados al aspirante más votado.
A los republicanos contrarios a Trump se les acaba el tiempo para evitar que el magnate multimillonario consiga los 1.237 delegados necesarios para hacerse con la candidatura.
Con más de la mitad de los delegados ya asignados en las primeras siete semanas de primarias, la mejor opción —y quizá la última— de los rivales de Trump es evitar que el favorito consiga la mayoría de delegados y forzar una convención nacional en julio en la que se decidiría el candidato.
"Esto va a la convención", afirmó el martes Kasich en CNN
En el bando demócrata, la ventaja de Clinton es aún mayor.
La ex secretaria de estado arrasó la semana pasada a Sanders en cinco estados. El senador de Vermont sigue siendo popular entre los votantes más progresistas de su partido, pero tiene que mejorar sus resultados si quiere seguir siendo relevante. Ahora está más de 300 delegados por detrás de Clinton, y ha señalado a las primarias del martes como el inicio de su remontada.
El martes, Clinton parecía en ocasiones haber pasado a la siguiente etapa. En un acto de campaña en Phoenix atacó a Joe Arpaio, el jefe de policía del condado donde está Phoenix, y que se hizo un nombre persiguiendo a personas que viven en el país sin permiso de residencia. Arpaio apoya abiertamente a Trump, y Clinton le acusó a él y a otras personas de "tratar a otros seres humanos con semejante falta de respeto".
"Ni siquiera recuerdo nada parecido", dijo la aspirante demócrata. "Enfrentar a grupos de estadounidenses entre sí, simplemente está mal".
Fuente:AP
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