Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia del coronavirus, ha alcanzado este domingo los cinco millones de contagios de COVID-19, mientras persisten las divisiones sobre cómo afrontar la crisis sanitaria.
Republicanos y demócratas han sido incapaces de pactar el nuevo plan de rescate para sostener la economía, obligando al presidente Donald Trump a actuar de forma unilateral, y, como ya ocurriera con las medidas para frenar la expansión del virus ante la falta de una estrategia federal, los estados están decidiendo por su cuenta y de forma dispar cómo llevar a cabo el reinicio del curso escolar, el siguiente gran paso en la desescalada.
Tras los 56.174 nuevos casos detectados este sábado, según el recuento independiente de la Universidad John Hopkins, los contagiados han rebasado el umbral de los cinco millones durante la mañana del domingo, lo que supone que Estados Unidos tiene el 25 % de todos los infectados contabilizados en el planeta, a pesar de que en la últimas semanas la curva de contagios parece haber iniciado una senda descendente, después del pico alcanzado a mediados del mes pasado: el 16 de julio se marcó el récord de infecciones en un solo día, con 77.255, pero en lo que va de agosto nunca se han superado las 60.000 diarias.
Son cifras todavía muy elevadas, que encuentran su reflejo en la curva de fallecimientos con coronavirus: cada día se registra más de un millar de muertes ligadas al SARS-CoV-2, de forma que el balance total de decesos asciende ya a 162.441 desde que comenzó la epidemia. Es decir, una de cada cinco muertes vinculada a la COVID-19 que se contabiliza en el mundo se produce en suelo estadounidense y los expertos insisten en que el virus avanza sin freno. Francia o España.
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