En su laboratorio aeronáutico en el desierto de California, La NASA acaba de presentar el primer avión totalmente eléctrico, el X-57 Maxwell.
Adaptado de un avión de hélice bimotor Tecnam P2006T de fabricación italiana, el X-57 espera poder dar su primer vuelo de prueba a finales del próximo año.
Para ello, la agencia espacial ya ha comenzado a construir los primeros prototipos que se utilizarán en esta nueva fase del proyecto. Su objetivo es que su trabajo sirva de base para la creación de aviones comerciales de diferentes marcas que sean menos ruidosos, menos contaminantes y más eficientes que los actuales.
El transporte aéreo está considerado como una de las fuentes más importantes de emisión de gases de efecto invernadero. Solo en Europa, las emisiones de dióxido de carbono de la aviación crecieron un 4,9 por ciento el año pasado pero se espera que esa cifra aumente hasta el 21 por ciento en 2040, según las estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y Eurocontrol.
La nueva aeronave de la NASA cuenta con 14 motores eléctricos que funcionan con baterías de iones de litio, especialmente diseñadas para este prototipo, y que suman una potencia estimada de unos 300 CV.
Además, la nueva distribución de la aeronave reduce a la quinta parte los requerimientos de energía del avión y aumenta su eficiencia en la fase de vuelo de crucero. Un aparato convencional debe volar a menos velocidad de la que puede alcanzar para no agotar el combustible. En esta aeronave eléctrica, ese problema desaparece permitiendo reducir el tiempo de los trayectos.
“Debido a que los sistemas de motores eléctricos son más compactos y con menos piezas móviles que los motores de combustión interna, son fáciles de mantener, pesan mucho menos y requieren menos energía para volar”, explicó a la agencia Reuters, Brent Cobleigh, gerente de proyectos del Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA en la Base Aérea Edwards, a unos 160 kilómetros al norte de Los Ángeles.
El modelo tendrá como finalidad servir para el transporte de personas y mercancías de corta distancia, concretamente entre 80 y 160 km, aunque se espera que pueda aumentar esa autonomía una vez vayan mejorándose las baterías, pudiendo además llegar a una velocidad máxima de 278 km/h y a una altitud de 4,267 metros.
Durante la presentación del prototipo, la agencia espacial estadounidense también mostró un simulador de nueva construcción que permitirá a los ingenieros y pilotos tener una idea de cómo será maniobrar la versión terminada del X-57 en vuelo, incluso mientras el avión permanece en desarrollo.
Si bien las compañías privadas han estado desarrollando aviones totalmente eléctricos y naves flotantes durante años, la empresa X-57 de la NASA está pensada para diseñar y probar tecnología de acuerdo con estándares que los fabricantes comerciales pueden adaptar. “Nos estamos centrando en cosas que pueden ayudar a toda la industria, no solo a una compañía”, aseguró Cobleigh.
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