Residentes de San Petersburgo depositaban el martes flores en el exterior de una estación de metro donde una bomba mató en la víspera a al menos 14 personas e hirió a más de 40. Miles de millas al este, autoridades de la exrepública soviética de Kirguistán identificaron a uno de los sospechosos del ataque como un ciudadano ruso nacido en el país.
Nadie se atribuyó la autoría del ataque, que coincidió con una visita del presidente de Rusia, Vladimir Putin, a su ciudad natal.
La ministra de Sanidad rusa, Veronika Skvortsova, elevó el martes la cifra de fallecidos a 14. Once de las víctimas perecieron en el lugar de las explosiones, una en una ambulancia y dos más en el hospital, explicó la funcionaria agregando que 49 personas siguen hospitalizadas.
El Comité Estatal de Seguridad Nacional de Kirguistán identificó en un comunicado al supuesto agresor como Akbarzhon Dzhalilov, de nacionalidad rusa y orígenes kirguís. Las autoridades rusas contactaron con el departamento para informar sobre el hombre, de entre 21 y 22 años, pero por el momento se desconoce su papel concreto en el incidente, explicó la agencia de inteligencia apuntando que está cooperando con Moscú en las pesquisas.
En las dos horas posteriores al ataque, las autoridades hallaron y desactivaron una bomba en otra concurrida parada, explicó la agencia antiterrorismo. Se trata de la principal conexión entre dos de las líneas del subterráneo y conecta con la estación de la que salen los trenes a Moscú.
San Petersburgo, como Moscú, acoge a una gran diáspora de migrantes de Asia central que huyen de la pobreza y el desempleo en sus países para buscar trabajo en Rusia. Miles de ellos recibieron la ciudadanía rusa en las últimas décadas.
El patriarca Kirill, líder de la Iglesia ortodoxa rusa, ofició una misa el martes en la principal catedral de la capital en memoria de los fallecidos en la explosión.
"Este acto terrorista es una amenaza para todos nosotros, para toda nuestra nación", señaló en palabras recogidas por la agencia Interfax.
En las dos últimas décadas, aviones y trenes rusos han sido blanco recurrente de ataques de los que se culpó a radicales islamistas. El último confirmado ocurrió en octubre de 2015, cuando insurgentes del grupo extremista Estado Islámico derribaron un avión ruso que iba de un centro vacacional egipcio a San Petersburgo matando a las 224 personas a bordo.
Fuente:AP
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