Santo Domingo, República Dominicana figura entre los países de la región que más han retrocedido y que menos han legislado en favor de los derechos de las mujeres, según el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein.
El máximo responsable de derechos humanos de la ONU, alertó asimismo contra las modificaciones legislativas que van en contra de los derechos de las féminas y que “en vez de velar y promocionar su bienestar, cercenan aún más sus libertades”.
Recordó en un comunicado que los avances del movimiento feminista han sido lentos pero sostenidos, pero alertó que, actualmente, se percibe en varios lugares del mundo un retroceso en el proceso de igualdad.
“Los esfuerzos de dirigentes políticos y de la sociedad civil encaminados a permitir el acceso a los derechos sexuales y reproductivos bajo determinadas circunstancias en El Salvador, la República Dominicana, Honduras y Nicaragua se enfrentan a una enérgica resistencia y han generado contrapropuestas legislativas y políticas”.
“Como siempre, quienes pagan el precio más oneroso por esas políticas son las niñas y las mujeres que más marginación padecen”, puntualiza el alto comisionado.
Recordó que “habida cuenta de que la mayor parte de la población joven se concentra en países en desarrollo, las medidas regresivas que niegan a las niñas y las mujeres el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva tendrán efectos devastadores”.
Y citó entre ellos mayor mortalidad materna, más embarazos no deseados, menos muchachas que concluyan los estudios y la repercusión económica derivada de la falta de integración de las mujeres en la fuerza laboral.
“En demasiados países asistimos ahora a un contraataque contra los derechos de la mujer, una reacción que nos perjudica a todos. Debemos permanecer en alerta: el avance de los últimos decenios es frágil y en modo alguno debería darse por sentado”, subrayó.
Agregó que “resulta en extremo desconcertante comprobar los retrocesos recientes en las principales leyes de muchas regiones del mundo, basadas en una renovada obsesión de controlar y limitar las decisiones de la mujer sobre su cuerpo y su vida, y en la idea de que su función social debería limitarse fundamentalmente a la reproducción y la familia”.
Por La Redacción
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