Santo Domingo.- La República Dominicana estableció celebrar cada 18 de febrero, el “Día del Estudiante”, el 22 de marzo de 1967. Sin embargo, pasado 50 años la juventud estudiantil dominicana no ha contado con un sistema educativo que les de motivo para celebrar.
Las autoridades han tenido tiempo suficiente para analizar a profundidad las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades del sistema educativo dominicano. Pero comprender y corregir las fallas que posee un sector vital, imprescindible y primordial para la sociedad, no ha sido una prioridad.
Las autoridades han desatendido sus responsabilidades y hoy, los y las estudiantes de la República Dominicana, se sitúan en posiciones vergonzantes, a nivel mundial. Evaluaciones comparativas internacionales han dado la voz de alarma en más de una ocasión, sin que las autoridades responsables hayan asumido con seriedad las mismas.
Al celebrarse este 18 de febrero el Día Nacional del Estudiante, desde Casa Abierta ponemos en relieve evidencias que muestran que la educación dominicana continúa sin avanzar por los últimos 20 años. En el año 1997 se realizó el Primer Estudio Comparativo Internacional. La UNESCO señala que los resultados de este primer estudio muestran a los niños y las niñas de República Dominicana en el penúltimo y último lugar del Continente, en el caso del lenguaje, y antepenúltimo lugar para las matemáticas. El estudio resalta que el estudiantado posee un desarrollo deficiente de las competencias comunicativas y de resolución de problemas matemáticos.
Recientemente el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos - PISA 2015, aplicado en 72 países de todo el mundo, nos descubre que la calidad de la educación dominicana sigue en igual o peores condiciones: ciencia en el último lugar. Lectura, cuarta posición entre los ocho peores lugares. Matemáticas, nuevamente en el último lugar. El desempeño general fue deficiente en el 70.7, el más alto de todos los países evaluados. Sabemos las repercusiones que estos desastrosos resultados están teniendo y va a tener en el desarrollo de nuestra sociedad. Es urgente una reorientación del presupuesto asignado al Ministerio de Educacion, hoy concentrado en la construcción de escuelas, y no en la mejora de los aprendizajes.
La fecha es propicia para insistir en la urgencia de prestar atención a nuestros alumnos y alumnas. Es hora que el Estado implemente estrategias y recursos para que profesores y profesoras cuenten con la capacidad y los recursos necesarios.
Nuestros estudiantes deben dotarse de las herramientas que les permitan entrar en el renglón de estudiantes competitivos. Nuestros jóvenes estudiantes merecen y pueden salir de la escala baja y ser posicionados dentro de los mejores, si las políticas educativas ponen su acento en ellos y ellas, y las personas educadoras que les acompañan.
Por La Redacción
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