A las 9:30 de la mañana del miércoles, Nick Smarr, un policía en Americus, Georgia, recibió una llamada alertando de un incidente de violencia doméstica cerca de Georgia Southwestern State University.
Su mejor amigo, Jody Smith, un oficial del campus universitario, escuchó la llamada en la radio y decidió acudir a respaldarlo, a pesar de que otros agentes estaban en camino. Ese acto de solidaridad le costó la vida.
Ambos hombres rodearon el apartamento: Smith la parte trasera, mientras que Smarr vio la puerta de la calle ligeramente abierta y entró. Allí reconoció a un individuo con largo historial delictivo: Minquell Kennedy Lembrick. También vio a una mujer con un niño; ella había llamado a la policía.
Lembrick huyó por la puerta trasera, pero antes les disparó a ambos policías en la cabeza.
Smarr pudo retornar los disparos, y luego, a pesar de estar herido, comenzó a darle primeros auxilios a su amigo. Así los encontraron sus colegas en el patio del edificio: Smarr desplomado sobre Smith, poco antes de morir. Tenía 25 años.
“Nunca me he sentido tan orgullosa de llamar a alguien mío”, declaró después Rachel Harrod, la novia de Smarr. Smith, de 26 años, falleció en el hospital este jueves.
“El mejor amigo de Nick está en cielo con él”, escribió un familiar en Facebook.
El jefe de la policía de Americus, Mark Scott, calificó a ambos de “modelos” y “héroes”. Sin duda, fue el trágico fin de una fiel amistad.
Ambos se convirtieron en los mejores amigos desde preuniversitario; estudiaron juntos en la academia policial de Georgia. Smith y su novia, Sarah, iban a casarse el 20 de mayo de 2017; Smarr iba a ser el padrino de la boda.
Se pasaban el tiempo bromeando y salían juntos con sus parejas. “Nunca he conocido a dos hombres que se quisieran tanto como ellos”, aseguró Harrod.
Las autoridades localizaron a Lembrick unas 24 horas después. Lo rodearon, y el hombre se suicidó en medio de las negociaciones.
Su historial delictivo tenía 32 páginas; era buscado por secuestro y otras acusaciones. Nadie se explica todavía por qué estaba libre.
Fuente:Benito Kozman
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