Francisco está tratando de poner fin a décadas de distanciamiento con China, donde los católicos están divididos entre los leales al Vaticano y los que son miembros de la iglesia oficial controlada por el gobierno.
Uno de los obstáculos para mejorar las relaciones es el asunto de quién debería poder nombrar a los clérigos de alto rango. Pekín dice que los obispos deben ser nombrados por la comunidad católica local y se niega a aceptar la autoridad del Papa, quien es visto como cabeza de un Estado extranjero que no tiene derecho a inmiscuirse en los asuntos domésticos.
Wang Zuoan, director de la Administración Estatal para Asuntos Religiosos, dijo el martes a la agencia estatal de noticias Xinhua que China "espera que el Vaticano adopte una actitud aún más flexible y pragmática, y tome medidas reales para crear condiciones favorables para la mejora de las relaciones".
China quiere tener conversaciones constructivas para reducir las diferencias, ampliar el consenso y promover la mejora de las relaciones, dijo Wang en una reunión con los católicos chinos.
"La posición del gobierno chino sobre la mejora de las relaciones entre China y el Vaticano siempre ha sido clara y consistente", destacó Wang.
El Vaticano dijo la semana pasada que estaba "seguro de que todos los católicos en China están esperando con inquietud señales positivas que los ayuden a confiar en el diálogo entre las autoridades civiles y la Santa Sede y esperan un futuro de unidad y armonía".
Ambas partes han mostrado desacuerdos desde la expulsión de misioneros extranjeros de China después de la llegada de los comunistas al poder en 1949 y por el mantenimiento continuo de las relaciones oficiales entre el Vaticano y Taiwán, un territorio reclamado como propio por Pekín.
Fuente:Reuters
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