Roma.- El Papa Francisco realizó el martes una sorpresiva visita a localidades y pueblos golpeados por un terremoto que dejó casi 300 muertos en el centro de Italia en agosto, consolando a residentes que perdieron todo y rezando por los fallecidos.
El Vaticano, que mantuvo el viaje en secreto hasta su llegada al lugar, divulgó fotografías que muestran al Sumo Pontífice de pie, solo y rezando en medio de los escombros en Amatrice, una de las ciudades más afectadas, con el campanario de la iglesia local, aún en pie, en la distancia.
Dirigiéndose a los residentes con un megáfono, Francisco dijo que le hubiera gustado ir antes, pero que no quería "molestar a nadie" y prefirió dejar pasar algo de tiempo, particularmente para la construcción de una escuela improvisada para los niños.
"Pero desde el primer momento, sabía que quería venir aquí, simplemente para decir que estoy cerca de ustedes. Que estoy cerca de ustedes, nada más. Rezo por ustedes. Mi cercanía y mis plegarias es lo que les ofrezco. Que el Señor los bendiga a todos", declaró.
"En este momento de tristeza y dolor, sigamos adelante mientras recordamos a nuestros seres queridos que murieron aquí bajo los escombros. Recemos por ellos", agregó.
El Papa Francisco visitó la "zona roja", que cubre el centro de Amatrice y está cerrada al público porque aún es peligrosa, donde la mayoría de los edificios se desplomaron y se considera que están demasiado dañados como para vivir en ellos.
Allí rezó junto a trabajadores de rescate y les agradeció, dijo el portavoz del Departamento Nacional de Bomberos, Luca Cari.
Un padre de familia rompió en llanto en la escuela al saludar al Papa. Otros residentes detuvieron el Papamóvil para tocar su mano desde la ventana mientras se desplazaba de campamentos en campamentos visitando un lugar devastado tras otro.
El Papa también visitó un campamento de bomberos y realizó una parada sorpresiva para compartir una comida con residentes en un hogar de ancianos, muchos de los cuales perdieron sus hogares en el terremoto.
El sismo del 24 de agosto provocó estragos en varias ciudades y pueblos en las regiones de Lacio y Las Marcas, en el noreste de Roma, y dejó daños por al menos 4.000 millones de euros (4.500 millones de dólares), según estimaciones del Gobierno.
Fuente:Reuters
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