Lisboa.- Poco después de ser elegido líder del centro izquierdista Partido Socialista de Portugal en 1992, Antonio Guterres añadió una rosa roja al puño cerrado que era el símbolo tradicional de la organización.
Fue un cambio de imagen política que capturó además el lado más suave y gentil de Guterres. Y pagó dividendos: luego de un decenio fuera del poder, los Socialistas ganaron las elecciones en 1995 y ascendieron al gobierno con Guterres como primer ministro.
Guterres, de 67 años, fue designado el miércoles para suceder a Ban Ki-moon como próximo secretario general de la ONU. El Consejo de Seguridad se reunirá el jueves para aprobar formalmente a Guterres y recomendar su candidatura a la Asamblea General, que debe dar su aprobación final.
Guterres se dio a conocer en los años 90 por formar parte de una nueva generación de socialistas modernizadores que incluyó al primer ministro británico Tony Blair.
Fue admirado por su elocuencia, inteligencia y moderación. Pero en sus ocho años como primer ministro también fue conocido como un político que eludía decisiones impopulares y a menudo encontraba difícil decir no. Renunció a mediados de su segundo término, cuando la popularidad de su partido comenzó a caer.
Bajo el liderato de Guterres, los socialistas portugueses se deshicieron de las tendencias más izquierdistas y se volvieron un partido moderado en el centro del espectro político.
Guterres —que además del portugués domina el inglés, el español y el francés y tiene un gran interés en la historia medieval, el cine y la ópera— atrajo a la nueva clase media de Portugal, que emergió con el aumento de la riqueza del país tras la integración a la Unión Europea en 1986.
Fuerte partidario de los pasos europeos hacia una mayor integración política y económica, Guterres llamó a los miembros de la UE a ceder más poder a instituciones centralizadas.
Como primer ministro, adoptó políticas favorables a los negocios y trabajó en una extensa privatización de compañías estatales, al tiempo que dedicaba fondos a asuntos sociales como educación y salud. Aprobó una ley que estableció ingresos mínimos para familias, con el gobierno proveyendo dinero a las más pobres para que pudiesen alcanzar la marca.
Quizás su mayor logro en Portugal fue implementar las reformas financieras e insistir en límites de gastos gubernamentales necesarios para calificar para membresía en el euro, cuando muchos observadores habían predicho que el país era demasiado indisciplinado fiscalmente y no lo lograría.
Luego de siete años, Guterres renunció inesperadamente como primer ministro cuando los socialistas perdieron en elecciones municipales en el 2001. Entonces dio la espalda a la política portuguesa, optando por una carrera en el exterior como Alto Comisionado de la ONU para Refugiados, un puesto que ocupó hasta el 2015.
Fuente:AP
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