Quito.- Aunque no pueden eludir a los grises hospitales donde se atienden, cientos de niños ecuatorianos tienen ahora la posibilidad de ir a una colorida escuela-granja, adecuada para atenderlos y ofrecerles un motivo para luchar contra el calvario de su enfermedad.
Se trata de un proyecto desarrollado por la Fundación "Cecilia Rivadeneira" que, además de educar a niños con cáncer y acoger a sus familias, busca, sobre todo, formar "buenos ciudadanos", según comentó en entrevista su director, Wilson Merino.
Su escuela-granja se levanta en un sector periférico de Quito, en un terreno de unos 9.000 metros cuadrados cedidos por el Municipio de la ciudad, en comodato, a la Fundación "Cecilia Rivadeneira", e incluye, además de una casona con adecuaciones especiales, áreas de juegos y zonas de cultivos agrícolas.
La construcción demandó una inversión de 1,7 millones de dólares, de los cuales 400.000 fueron invertidos por la Fundación con algunos recursos recogidos de donaciones en todo el país por un batallón de voluntarios.
Este proyecto se ha "construido de dólar en dólar, de monedita en monedita en los últimos cuatro años" y se basa en estudios que reflejan la exclusión y la difícil situación social que genera el cáncer, subrayó Merino.
Según él, en Ecuador hay unos 3.000 niños con cáncer, la mayor parte en Quito, con unos 1.000 casos, pero dijo que más allá de la cifra, este colectivo afronta una situación desventajosa.
"La realidad de niños con cáncer es adversa", pues la mayoría pertenece a familias con ingresos menores a 500 dólares al mes, en las que las madres se ven obligadas a dedicar mucho tiempo al cuidado y atención de sus hijos enfermos, comentó Merino.
Además, señaló que tres de cada diez de estos niños han perdido años escolares y uno de cada dos "no va a la escuela con regularidad" por diferentes factores, como la discriminación.
Por ello, la escuela-granja supone una "apuesta por estos niños" que sufren una "enfermedad larga, difícil, dolorosa y costosa, pero vencible", apostilló el activista.
El proyecto, añadió, intenta beneficiar a 500 familias de niños con cáncer, a sus hermanos y madres (la mitad de ellas provenientes de sectores rurales del país), a los que ofrece un "acompañamiento integral" y una "educación diferente" sustentada en su realidad.
La escuela-granja dispondrá de personal altamente capacitado para atender a los niños y sus familias, además de voluntarios que comparten el deseo de brindar alegría ante la triste realidad que conlleva la enfermedad.
Por eso, el proyecto pretende que, "además de tener buenos estudiantes, se obtengan buenos ciudadanos", respetuosos de la naturaleza y "solidarios" con las causas humanas, apuntó Merino.
El área dispondrá también de una zona para acoger a los hermanos de los niños con cáncer, pues hay muchos casos en que son ellos los que soportan también las actitudes de discriminación social.
Talleres y un centro de capacitación para las madres se ubican también en la granja con el objetivo de convertirse en "un motor para que ellas puedan romper el círculo de la pobreza", remarcó Merino.
Allí, las madres podrán capacitarse para realizar algún emprendimiento productivo, pero también podrán actuar en talleres de producción de algunas artesanías que permitan apoyar la autogestión del centro.
La granja estará plenamente operativa en las próximas semanas, pero ya acoge a niños y sus familias, que ven ese espacio como un motivo de vida.
Para Merino, los niños también podrán regocijarse de ser apadrinados por el que considera el mejor equipo de fútbol del planeta, el Real Madrid, que apoya a la Fundación "Cecilia Rivadeneira".
El hecho de compartir la "alegría y el dolor, estar cerca de estos niños, nos ha permitido desarrollar este proyecto" que es el primero en el país y posiblemente, por sus características, el primero en toda América Latina, subrayó Merino.
Fuente:EFE
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