El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, investigado por corrupción, negocia entrar en el Gobierno para intentar salvar a su sucesora Dilma Rousseff y su propio proyecto político, en medio de una metralla de acusaciones de corrupción.
Rousseff afronta una petición de 'impeachment' (juicio político) por supuesta adulteración de las cuentas públicas, en tanto que Lula es investigado por un megaescándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
El exsindicalista e ícono de la izquierda latinoamericana se reunió en Brasilia con la mandataria durante más de cuatro horas, pero no llegaron a una decisión sobre su futuro en el Gobierno. El encuentro continuará este miércoles.
Lula podría asumir la secretaría del Gobierno, encargada de la articulación entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, o la jefatura de Gabinete, e incluso trabajar desde fuera para galvanizar la coalición liderada por el PT para bloquear el 'impeachment'.
Pero la delación premiada de un senador del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), en la que acusa a Lula de corrupción y a Rousseff de ordenar sobonarlo para que no colaborara con la justicia, puede haber llevado al exmandatario a reconsiderar la invitación a entrar en el Gobierno, informó el diario O Globo en su página web. Delcidio Amaral, exlíder del PT en el Senado y procesado por obstaculizar la investigación del 'Petrolao', desoyó la oferta que le comunicó el ministro de Educación, Aloizio Mercadante, y decidió delatar a otros involucrados a cambio de una reducción de su eventual condena.
Rousseff rechazó "con vehemencia e indignación el intento de involucrar su nombre en la iniciativa personal del ministro" Mercadante, indicó un comunicado de la Presidencia.
"Esa delación tiene un peso muy grande, porque Amaral siempre fue un hombre fuerte del Gobierno y de confianza de la presidenta (...). La salida que el PT planeaba, incluyendo la entrada de Lula en un ministerio, es aún más difícil ahora", según Ivar Hartmann, analista de la Fundación Getulio Vargas.
Salvar el proyecto, no el pellejo
Rousseff le hizo personalmente la propuesta a su mentor y predecesor, que gobernó de 2003 a 2010 un país que por entonces era citado como ejemplo del mundo emergente por su crecimiento económico y sus programas sociales.
Una fuente del Palacio de Planalto dijo que la maniobra busca "apagar el incendio", alimentado por una protesta que el domingo pasado llevó a más de tres millones de brasileños a pedir la salida de la mandataria en las calles y por las revelaciones de la trama de sobornos montada en Petrobras para financiar partidos políticos.
"Hay un deseo público de la bancada del PT y de varios líderes aliados de que Lula sea ministro, pero es una decisión que le corresponde tomar a él entre hoy y mañana (...) y tendremos una conclusión de este asunto", dijo José Guimaraes, líder del PT en la Cámara de Diputados.
Otra fuente del Gobierno, que pidió no ser identificada, aseguró que la idea no es proteger al exmandatario con fueros especiales de la investigación en Petrobras, en referencia a la petición de prisión en su contra de la fiscalía de Sao Paulo, por presunta ocultación de bienes: un tríplex y una chacra en el estado de Sao Paulo. Se trata de "salvar el proyecto" del PT, que sacó a 30 millones de personas de la pobreza, y no de ofrecerle a Lula fueros especiales, aseguró la fuente. "De todos modos, si (Lula) es ministro, tendrá que responder ante la Procuraduría General de la República", indicó.
Pero no todos coinciden con esa lectura. "Mi impresión es que el juego ahora es por la libertad de Lula", resumió el analista Everaldo Moraes, de la Universidad de Brasilia, consultado por la AFP. "Tanto él como Dilma van a aparecer asociados a lo mismo y creo que su llegada al Gobierno podría incluso acelerar el proceso de 'impeachment'", agregó.
Fuente:AFP
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