Reno, Nevada, EE.UU. - José Isabel Esparza se ríe ante la idea de que su esposa, una abuela de 65 años que vive en una pobre granja en las afueras de la ciudad de México, podría traficar personas a Estados Unidos sin autorización.
Pero es la justificación proporcionada por agentes de inmigración de Estados Unidos para negarle la entrada al país desde que reconociera en 1994 que uno de los tres hijos listados en su solicitud de visa original, en realidad era su nieto.
Esparza, de 69 años, un ciudadano naturalizado de Estados Unidos que trabaja como jardinero en Reno, demandó al Departamento de Estado de Estados Unidos para encontrar una mejor respuesta al porqué ha sido forzado a vivir separado de sus hijos y esposa, María, durante más de 20 años.
Su demanda presentada ante la corte federal el 30 de noviembre, cuestiona la negación de otorgarle una visa a su esposa por "supuestamente haber estado involucrada en el tráfico de personas extranjeras".
Al citar al secretario de Estado, John Kerry, como principal demandado, la demanda afirma que el gobierno usó incorrectamente la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
María Esparza primero solicitó una visa en 1994 que presentó junto con un certificado oficial de nacimiento que la nombraba a ella y a su esposo como los padres de Yazarit Erefert Esparza, ahora de 22 años.
En diciembre de ese año, tuvo una entrevista personal en la oficina consular de Estados Unidos en Ciudad Juárez, México. Ahí reconoció que se equivocó al decir que era su hijo biológico y explicó que criaron a Erefert como hijo propio ya que nació de su hija de 18 años y un padre que no quería responsabilidad.
Esparza regresa con frecuencia a México durante los tres meses de invierno cuando no lo necesitan en su trabajo de jardinero. "La parte más difícil es no estar juntos", le dijo a The Associated Press a través de su abogado basado en Reno, Steve Brazelton, durante una llamada desde México en esta semana.
"Aunque hubiera sido fraude, que parece poco probable, bajo ningún sentido de la palabra era tráfico de personas", dijo Chuck Roth, director de litigación en el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes en Chicago. "Sin embargo, según un funcionario del consulado de Estados Unidos en México, esa ley le prohíbe la entrada de por vida a Estados Unidos".
Pero es la justificación proporcionada por agentes de inmigración de Estados Unidos para negarle la entrada al país desde que reconociera en 1994 que uno de los tres hijos listados en su solicitud de visa original, en realidad era su nieto.
Esparza, de 69 años, un ciudadano naturalizado de Estados Unidos que trabaja como jardinero en Reno, demandó al Departamento de Estado de Estados Unidos para encontrar una mejor respuesta al porqué ha sido forzado a vivir separado de sus hijos y esposa, María, durante más de 20 años.
Su demanda presentada ante la corte federal el 30 de noviembre, cuestiona la negación de otorgarle una visa a su esposa por "supuestamente haber estado involucrada en el tráfico de personas extranjeras".
Al citar al secretario de Estado, John Kerry, como principal demandado, la demanda afirma que el gobierno usó incorrectamente la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
María Esparza primero solicitó una visa en 1994 que presentó junto con un certificado oficial de nacimiento que la nombraba a ella y a su esposo como los padres de Yazarit Erefert Esparza, ahora de 22 años.
En diciembre de ese año, tuvo una entrevista personal en la oficina consular de Estados Unidos en Ciudad Juárez, México. Ahí reconoció que se equivocó al decir que era su hijo biológico y explicó que criaron a Erefert como hijo propio ya que nació de su hija de 18 años y un padre que no quería responsabilidad.
Esparza regresa con frecuencia a México durante los tres meses de invierno cuando no lo necesitan en su trabajo de jardinero. "La parte más difícil es no estar juntos", le dijo a The Associated Press a través de su abogado basado en Reno, Steve Brazelton, durante una llamada desde México en esta semana.
"Aunque hubiera sido fraude, que parece poco probable, bajo ningún sentido de la palabra era tráfico de personas", dijo Chuck Roth, director de litigación en el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes en Chicago. "Sin embargo, según un funcionario del consulado de Estados Unidos en México, esa ley le prohíbe la entrada de por vida a Estados Unidos".
Fuente: AP
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